El precio de la seguridad

Isidoro Hornillos ATLETISMO

DEPORTES

Juan Ignacio Roncoroni

Dos perfiles diferentes en la misma final con una carrera épica de Adrián Ben

05 ago 2021 . Actualizado a las 03:01 h.

En la final olímpica de ayer, coincidieron los dos perfiles de especialistas de 800 metros. Los que provienen de distancias más cortas. Por ejemplo, por referirme solo a los integrantes del podio: Enmanuel Korir (Kenia), a la postre el vencedor, que fue finalista en 400 metros (44.94) en el mundial de Doha (2019) y el Polaco Patrick Dobek, bronce ayer, antiguo corredor de 400 m. vallas (48.59).

El otro grupo se nutre de atletas que simultanean el doble hectómetro con distancias superiores, fundamentalmente con los 1.500 metros, como es el caso Ferguson Cheruiyot Rotich (Kenia), que obtuvo la plata ayer y que posee una MMP en la distancia superior de 3:33.21. También incluyo en este perfil a Adrián Ben. De hecho, el gallego ha participado en el Campeonato del Mundo de Campo a Través y de Europa, así como establecido el récord español de 1.500 y 3.000 metros de pista cubierta sub-20 en el 2017.

Con esta confluencia de intereses tácticos opuestos se mantuvo la incertidumbre del ritmo de inicio de la final, pero solo hasta instantes después de que los atletas se posicionan en la calle libre, tras la primera curva y próximos ya al paso por el 200. Hasta ahí hubo cierto dinamismo. De hecho, los 200 metros se cubrieron en 24.9 con Bol y Korir emparejados en la cabeza. Atrás del grupo, Ben con el polaco Dobek, pero solo a 0.5 segundos.

De proseguir ese ritmo hubieran pasado en torno a 50.0-50.50 segundos el ecuador de la prueba y, probablemente, el desenlace hubiera sido otro distinto, pero el segundo 200 fue muy lento. Nadie quiso arriesgarse a lanzar la prueba como hizo en Londres 2012 David Rudisha (1:40.91). Para ello hay que sentirse muy superior al resto y ayer había mucha igualdad.

El gallego diseñó una estrategia buscando seguridad, pero a costa de correr más metros lo que, al final, le pasó factura por el enorme gasto energético. En el tramo del 200 al 400 Ben recorrió la curva por la calle 2, llegando incluso hasta la 3. En el paso por los 400 metros (53.80), Adrián sigue en la parte externa del grupo, en séptima posición, pero manteniendo los 0,5 sg de la cabeza. La tercera y cuarta curva las afronta en su totalidad, otra vez, por la calle 2. Es decir, recorre, aproximadamente, algo más de 10 metros en las dos vueltas. Fue una de las claves.

Y llega a la recta final con la mirada puesta en la gloria olímpica, con todo Viveiro, Galicia y Mariano empujando a su ídolo. En un esfuerzo épico Adrián consigue una magnífica quinta plaza, cubriendo el último 200 en 25.76. Actuación legendaria que, junto a la de Ana y Belén, pone un broche de oro a los resultados del atletismo gallego en Tokio. Mi reconocimiento y admiración.