Reyes y reyes del mambo

Lois Balado Tomé
Lois Balado CAMBIO OBLIGADO

DEPORTES

UESLEI MARCELINO

31 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Una cosa sería tenerlos de hijos o de compañeros de trabajo, pero es verdad que, tanto a nivel de espectador como de cronista, uno siempre agradece a los deportistas que van de reyes del mambo. Pueden resultar odiosos, pero también son valientes. Ser pretencioso, un poco bocazas y pecar de altivo tiene sus riesgos. A nadie le gusta que el calladito que tienes delante te deje en ridículo. Y eso siempre puede pasar.

El boxeador cubano Julio la Cruz, que ayer se enfrento al español Enmanuel Reyes, ganó, aunque se fue bien merendado. Y tengo la teoría de que esa facha de sobrao, bailando y provocando con la guardia baja -lo que provocó que Reyes le calentase el hocico varias veces-, ayudó a que los jueces le diesen por ganador. Es triste, pero si en la vida funciona mejor aparentar que ser, ¿por qué no iba a resultar en el deporte? «El que mejor vive no es el que más trabaja», dice un amigo. Qué gran frase. 

Lo de que le benefició ir de canallita es una de las teorías. La otra, abono de oro para la conspiración, tiene que ver con que el juez que peor valoró al boxeador español fuese de Marruecos. Últimamente los dos países no es que sean uña y carne.

Hay dos formas de ser el p... amo. Los que se esfuerzan por serlo y a los que les sale natural. Viendo las clasificatorios de lanzamiento de peso apareció la estadounidense Raven Saunders, que es de las que se empeñan en acentuar con su personaje su espectacular talento. No le faltaba de nada. Una portentosa mujer de ébano de más de 100 kilos y un metro sesenta y cinco de altura. Tatuada, con cadena de oro, pendientes de oro y piercings de oro que le decía al cámara que se veían en la final de mañana. El pelo, a dos colores, verde y azul. Por si pecaba de discreta, compitió con la mascarilla puesta. No una quirúrgica azulita clásica, sino una que valdría para combatir charlies entre napalm y con una sonrisa serigrafiada que he visto en mis peores pesadillas. Con esas pintas, lanzó el peso como si tirase un garbanzo. 

Tras ella, llegó la china Jiayuan Song. En contraste con Saunders, invirtió entre cero y medio minuto en cuidar su indumentaria. Camiseta pijamera de China y unas gafas sin montura que parecía que salía de una clase de oboe. Cogió el peso y lo lanzó como quien lanza un garbanzo. Otra reina, esta sin quererlo, del mambo.