Belén Toimil: «Da rabia, la final estaba cerca»

x. r. c.

DEPORTES

Alberto Estévez

Belén Toimil, que hizo dos nulos en sus primeros intentos, se quedó a cinco centímetros de la final de peso y no pudo contener la emoción al verse fuera

31 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

U El rictus de Belén Toimil cambió por completo tras la calificación del lanzamiento de peso. La sonrisa que le acompañaba desde su llegada a Tokio se convirtió en un rostro serio, con la mirada perdida y con lágrimas en los ojos. No era para menos, se había quedado a cinco centímetros de la final olímpica de peso. «Da rabia porque una final olímpica estaba muy cerca». Porque la mugardesa firmó un mejor intento, el tercero y tras dos nulos, de 17,38 metros que le dejó a las puertas de compartir mesa con las mejores lanzadoras del planeta.

Belén Toimil Fernández (Mugardos, 1994), que en los días previos confesaba alucinar con el estadio olímpico nipón, entró en el círculo de lanzamiento convencida de sus posibilidades. La marca que daba pasaporte a la final era 18,80 metros y la gallega ya conocía esos mundos (es la marca de su récord de España).

Por eso, lejos de asegurar en el primer intento, arriesgó. «En los dos primeros fui a muerte porque sabía de mi marca, pero me salí por delante, no pude aguantarme dentro del círculo», explicó entre lamentos y con lágrimas a TVE poco después de finalizar su concurso. En el tercero varió la táctica y resultó válido (17,38), pero cinco centímetros insuficiente. «El último lanzamiento lo hice con miedo y no refleja de lo que soy capaz». Estaba para mucho más. «Fueron tres lanzamientos, lo intenté a muerte en los tres y salieron nulos por fallos de la técnica», analizó.

De ahí la decepción que compartió con todos desde la pequeña pantalla y que en absoluto pasó desapercibida para el mundo del atletismo. «Es una pena, porque me encontraba muy bien y sabía que era capaz de hacer la marca que pedían. No puedo decir que fueron nervios porque no lo fueron, me encontré muy bien y muy tranquila, pero no me salió», dijo sin buscar ningún tipo de excusa y lamentándose que el buen trabajo que hizo en León y las sensaciones de los días previos en Tokio no tuvieran correspondencia en el momento de la verdad. «Estaba entrenando muy bien (en el CAR de León, su centro de operaciones) y estos días aquí me encontré muy bien, pero es la competición y no siempre sale bien. Es un aprendizaje, supongo».

Los cambios y el carácter

Acceder a la exigente final, con las mejores del mundo, sería la guinda perfecta a una temporada que Belén Toimil no olvidará jamás. Cuando Carlos Burón, su entrenador, le dio un ultimátum, la mugardesa respondió con un cambio radical en su vida, en su técnica (la técnica giratoria llegó para quedarse) y en sus resultados. De repente, una lanzadora de peso española rozaba los 19 metros, se colaba en la final de un Europeo bajo techo y arrasaba con todo lo que se encontraba desde el círculo de lanzamiento. Una especie de milagro.

Encima, su buen carácter y su talante la convierten en una persona próxima a todos, incluso a aquellos que en su vida vieron una bola de peso cerca. Por eso la atleta mugardesa fue uno de los rostros del primer día de atletismo en los Juegos Olímpicos aun sin conseguir meterse en la final. Un pequeño consuelo. Pero más allá de los fatídicos 5 centímetros que le niegan una segunda visita al cautivador estadio, Belén regresa con una experiencia olímpica que hace un año sonaría a utopía y después de firmar la temporada de su vida. El punto de partida para comenzar a pensar en París 2024 a la vuelta de vacaciones.