Alberto Fernández y Fátima Gálvez, el guitarrista de Geyperman y la hija del cazador Pío

Iván Antelo REDACCIÓN

DEPORTES

FAZRY ISMAIL

El primer oro de España en los Juegos, para dos escopetas tenaces

31 jul 2021 . Actualizado a las 12:45 h.

 Alberto Fernández y Fátima Gálvez le dieron a España el primer oro en los Juegos de Tokio. Ganaron la final de foso por equipos en una apasionante final ante San Marino (41-40). Dos deportistas con un amplio palmarés, pero a los que le faltaba la guinda olímpica.

Fernández y Gálvez han tenido una trayectoria brillante a lo largo de su carrera por separado. Y juntos desde la aparición hace unos años de la prueba por equipos mixtos, que les ha llevado a competir de la mano y a vivir experiencias inolvidables juntos. En febrero del 2020, el covid-19 les pilló compitiendo en Italia. Y regresaron de Chipre de urgencia juntos, apenas unos días antes del confinamiento total en España. Un año después, en marzo del 2021, ya avisaron de su solidez con un bronce europeo que les permitió llegar a Tokio confiados en sus opciones.

La escopeta, desde niña

Lo de Fátima Gálvez (Baena, 1987) y los Juegos Olímpicos es un amor de niña. A ella le encantaba el deporte y Barcelona 92 fue la excusa para engancharse a ellos desde la tele. Solo tenía cinco años. Dejó a un lado los dibujos animados y desde el sofá descubrió que había otros entretenimientos en el mundo. Y uno en concreto le hizo tilín. Quería pegar tiros. Y vaya si lo hizo. Su padre Pío Luis Gálvez, un amante de la caza, fue quien más la apoyó en su sueño. Le enseñó a manejar la escopeta y la llevó a todas las competiciones.

Los inicios no fueron fáciles. Pero su constancia y su entrega la llevaron a ser lo que es a día de hoy. Incluso se convirtió en ambidiestra, siendo zurda de nacimiento. Ella misma se definió en una entrevista en el COE como «una luchadora en un mundo de hombres». «Gracias a esas personas que me han puesto obstáculos he conseguido ser la persona que soy ahora. Han sido zancadillas que han merecido la pena porque gracias a ellos estoy aquí y puedo decir que voy a participar en mis terceros Juegos Olímpicos», explicaba justo antes de ir a Tokio.

A los once años, probó a dispararle entre olivos a una lata y a cinco platos. No se le dio mal y su padre la apuntó a varias competiciones en Córdoba. Con catorce ya reinaba en España. Su confirmación internacional le llegó con 23. Con un bronce en el Europeo por equipos de Rusia. La primera de sus ocho medallas continentales en la última década. Fue campeona del mundo en el 2015, en Italia, y subcampeona en Granada 2014 y Corea del Sur 2018. Un palmarés al que le suma otros dos bronces. En Tokio 2020 aspiraba a todo en la prueba individual. Pero se hundió en la primera jornada y no pudo remontar. Tuvo que esperar a la de equipos para alcanzar la gloria.

Una guitarra entre escopetas

La pasión de Alberto Fernández Muñoz (Madrid, 1983) por el tiro fue más a fuego lento. De niño le llamaba más la música y, de hecho, aprendió a tocar la guitarra de forma autodidacta. Creó incluso su propia banda (Geyperman), con la que empezó a versionar canciones clásicas del pop rock español, para luego pasar a componer las suyas propias.

Comenzó a disparar por afición. Como un entretenimiento más. Y casi sin darse cuenta se coló en el equipo nacional y pasó a competir en Europeos y Mundiales. Con 23 años se dio cuenta de que podía valer para el tiro olímpico tras lograr dos bronces en Europeo de Eslovenia. Fue a Pekín 2008, para su debut olímpico; y en el 2010 se coronó rey de Europa en Rusia y del mundo en Alemania. Una gloria que le llevó a Londres 2012 entre los favoritos. Pero no fueron sus Juegos.

Volvió a ganar medallas en el siguiente ciclo olímpico. Su primer oro por equipos en el Mundial de Perú 2013 y una plata y un bronce en el Europeo del 2015. En los Juegos de Río 2016 fue el viento el que se cruzó en su camino y lo condenó a la lona olímpica, por tercera vez consecutiva. Perseveró. Volvió a ser campeón del mundo en el 2018 en Corea del Sur y de Europa en Italia en el 2019 (por equipos mixto), además de otro bronce continental en la previa de Tokio.

En Japón, por fin, logró sacarse la espina olímpica. Rozó la gloria en el individual, quedando por poco fuera de la final en la que solo entraban los seis mejores. Y consumó en la prueba por equipos. Oro para el músico de Illescas.