Shelly-Ann Fraser-Pryce: la mamá que reina en la velocidad

DEPORTES

CHRISTIAN BRUNA

La jamaicana de 34 años busca el triplete con el aval de una marca estratosférica

31 jul 2021 . Actualizado a las 10:48 h.

Con Usain Bolt retirado, la velocidad masculina tiene pendiente coronar a un nuevo rey en Tokio, pero en el apartado femenino no hay ninguna duda: todos los ojos están puestos en Shelly-Ann Fraser-Pryce, la jamaicana que a sus 34 años, y después de ser madre, ha sido capaz de firmar la segunda mejor marca de todos los tiempos en los 100 metros: 10,63 segundos, tan solo por detrás de los sospechosos 10,49 de Florence Griffith en 1988 en Indianápolis.

El marcón de la mamá de Zyon tuvo como escenario su Jamaica natal apenas dos meses atrás. Como aviso de que llega a Tokio en busca de la triple corona (100, 200 y el relevo 4x100). Para conseguirlo, le esperan siete carreras, porque la octava fue casi un calentamiento en la matinal nipona del viernes. La número uno de la velocidad femenina mundial salió a dar un paseo en la ronda previa de los 100 metros y ganó su serie, la quinta, con un tiempo de 10,84 segundos. En su trote matinal condujo a la suiza Alja del Ponte a establecer un nuevo récord nacional de la distancia (10,91 segundos).

Hoy la cosa se pone más seria. Rocket Pocket (Cohete de Bolsillo), su apodo en el mundo del atletismo, afrontará la semifinal (12.15 horas, La 1 y Eurosport) y, si nada se tuerce, desde las 14.50 estará en la final con el objetivo de colgarse su tercer oro olímpico. En Río, cinco años atrás, y en donde corrió lesionada, el lugar más alto del cajón fue para su compatriota Elaine Thompson, que será de nuevo una de sus grandes rivales. Mamá Cohete fue bronce.

No revalidar el título en Río de Janeiro en absoluto puede empañar la historia de superación de mini-Bolt, como la apodaron en su día.

Fraser-Prace salió de la nada. De los suburbios de Kingston, en donde ayudaba a su madre con la venta ambulante. Y encontró en el atletismo escolar su refugio para sobrevivir. Allí, corriendo descalza, comenzó a llamar la atención de la legión de cazatalentos que tiene el programa de atletismo de la isla. Más tarde conoció a Jason Pryce, su actual esposo y amigo de Asafa Powell, quien le abrió las puertas para pasar de entrenarse en la calle a hacerlo en el grupo de Stephen Francis. Un puente que Shelly-Ann no desaprovechó. Un día su madre, Maxine, le dijo: «Tienes talento, úsalo». Y lo hizo del mejor modo: exprimiendo como nadie su velocidad supersónica fruto de su frecuencia de zancada fuera de lo normal. El complemento ideal a una salida espectacular y su facilidad para mantener la caída de la velocidad más metros que nadie. Todo, en un cuerpo de 152 centímetros de estatura y 60 kilos de peso, muchos de ellos músculo. Una figura y una historia dignas de la estatua que honra su palmarés en la entrada del Estadio Nacional de Jamaica.

El parón por la maternidad, un aspecto clave para brillar a los 34 años

«El parón de la maternidad me vino muy bien. Llevaba 10 años seguidos sin parar y mi cuerpo me pedía una pausa. Mi entrenador, Stephen Francis, me dijo que aprovechara el embarazo para descansar, y que tuviera cuidado para no engordar mucho», relató Shelly-Ann Fraser-Pryce de regreso a las pistas en octubre del 2019, unos meses antes de que la crisis sanitaria mundial lo paralizase todo.

Desde que Zyon vino al mundo, su madre ha sido capaz de correr el hectómetro más rápido de siglo y también su mejor 200 de siempre: 21,79 segundos a finales de junio pasado. Dos marcas que invitan a pensar que, pese a sus 34 años, la jamaicana todavía no ha escrito su última página en activo.

Además, por primera vez en su vida, Usain Bolt ya no le hace sombra. Ella es ahora el foco y el faro de una nación entregada a sus gestas. Un momento ideal para lucir su colorido pelo, una idea de publicidad indirecta, porque además de volar, Cohete de Bolsillo dirige un salón de peluquería y una firma de cosméticos en Kingston. Un entretenimiento para cuando sea leyenda.