¿Por qué falló Gómez Noya en los Juegos de Tokio? Una otitis, golpes a nado y desgaste en bicicleta

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso ENVIADO ESPECIAL A TOKIO

DEPORTES

Enric Fontcuberta

«Los deportistas vivimos mucho del presente y estoy muy frustrado», se confiesa el triatleta ferrolano de 38 años

26 jul 2021 . Actualizado a las 15:32 h.

Vigesimoquinto. El soberbio palmarés de Javier Gómez Noya se cerrará en la distancia olímpica (1,5 kilómetros a nado, 40 en bici y 10 a pie) con un resultado «frustrante» en los Juegos Olímpicos de Tokio. El pentacampeón mundial, de 38 años, pagó un día «muy duro» en el que nunca se encontró «con buenas piernas». ¿Por qué un experto competidor bregado en mil batallas y después de realizar una preparación exhaustiva se quedó tan lejos del podio, a dos minutos y 42 segundos del ganador, Kristian Blummenfelt, y a 2.22 del bronce, Hayden Wilde?

LOS DÍAS PREVIOS

Una otitis trastocó los últimos días de preparación

No quiso Gómez Noya escudarse en ningún elemento externo, pero cuando los periodistas le preguntaron el porqué de sus malas sensaciones en Tokio después de tantas semanas de entrenamientos esperanzadores, reveló una molestia. «Sinceramente, durante los últimos días ya no me encontraba muy bien. Arrastré una pequeña otitis, pero nunca sabes hasta qué punto te puede afectar en el rendimiento y, desde luego, no es una disculpa ni mucho menos. En los test que hice durante las últimas semanas vi que estaba a mi mejor nivel. En los test estaban como en mis mejores tiempos, pero hoy [por ayer en España] he rendido por debajo de mi nivel habitual», razonó minutos después de cruzar la línea de meta en la marina de Odaiba.

NATACIÓN

Una posición incómoda, dificultades para remontar y pérdida de 43 segundos

Reputado nadador, nadie en el mundillo del triatlón dudaba de que Gómez Noya saldría de los 1.500 metros a nado entre los mejores. Pero en Tokio se vio muy pronto taponado, mal situado, en una zona en la que recibió muchos golpes, y ya no consiguió enderezar la situación. «A veces, si no te colocas bien, es muy difícil remontar. Si vas encerrado, y la carrera va más rápida por otro lado y no encuentras sitio... Sé que eso a veces ocurre. Y sabía que iba mal, en una mala posición y que había que trabajar duro en bici, cosa que hicimos. Pero luego el cuerpo no respondió bien». Después del primer paso por el pontón, consumidos 950 metros, perdía 23 segundos. 550 metros después, al terminar el segmento ciclista, se dejaba 43. Si conseguía enganchar, la remontada requeriría un elevado gasto de energías. Mal asunto para pensar en el podio. «Llevé malas sensaciones desde el principio, con una natación muy complicada, con muchos golpes y perdí mucho tiempo», explicó tras la carrera en Odaiba.

CICLISMO

La remontada se cobró un peaje, un gasto de energía que le dejó tocado

Cuando agarró su bicicleta, los 43 segundos de desventaja respecto al líder provisional, Vicent Luis, se traducían en un puesto cuadragésimo primero. Una situación insólita en la carrera profesional de Gómez Noya: «Ahí hubo que trabajar muy duro para volver a meternos en carrera, cosa que conseguimos. Pero, sinceramente, nunca llevé muy buenas sensaciones, nunca llevé buenas piernas». En esa tarea se encontró, inesperadamente, dos colaboradores conocidos, Del agua de la bahía de Tokio emergió prácticamente a la vez que Mario Mola y Fernando Alarza. «Sucedió de casualidad. Les vi salir del agua, no sabía que íbamos tan juntos, y luego en bici Mario y yo tratamos de colaborar con [el noruego Gustav] Iden todo lo que pudimos para volver a enganchar con el grupo. Nos costó casi 20 kilómetros, 20 kilómetros que fueron duros. Ahí volvimos a tener nuestras opciones. Pero, personalmente, ese esfuerzo, además de que no llevaba buenas piernas, me pasó factura y no pude rendir después a pie», matiza el triatleta ferrolano.

CARRERA PEDESTRE

Remontada imposible, pagando el desgaste anterior

Cuando se bajó de la bici, Gómez Noya estaba dentro del grupo de cabeza, aunque situado algo atrás. Pero en el diez mil final a pie se dejó 2.42 frente al campeón, Kristian Blummenfelt, después de completar ese parcial en un tiempo de 32.08, muy lejos de sus registros habituales en distancia olímpica. ¿Por qué? Por el desgaste anterior a nado y en bici y para enlazar con la cabeza.

DECEPCIÓN

«Cuando trabajas tanto y tan duro por un objetivo y no te sale bien el día de la carrera, es frustrante»

Gómez Noya admitió su decepción. «Cuando trabajas tanto y tan duro para un objetivo y no te sale bien el día de la carrera, es frustrante. Pero igual que hay que saber gestionar bien las victorias, hay que gestionar bien las derrotas. No he respondido, quería haber hecho mucha mejor carrera, pero esto es lo que tenía esta vez», resumió, al tiempo que negó «maldición» alguna del triatlón español, tan potente y con su única plata en Londres 2012 hasta hoy.

«No fue el calor lo que me hundió»

Javier Gómez Noya se despidió de la distancia olímpica, pero el palo de Tokio no empaña su palmarés de leyenda. «Estoy frustrado por esta carrera. Pero, si tengo que valorar mi trayectoria deportiva, por supuesto que ha sido brillante, en general, con momentos mejores y peores. Yo ya tengo una medalla olímpica [la plata de Londres], tengo muchos mundiales [cinco]. Pero los deportistas vivimos mucho del presente, y estoy muy frustrado. No solo por el resultado de hoy [por ayer en España], sino por todo el trabajo que hice para llegar hasta aquí, que había sido muy duro y era para hacerlo mejor. Pero no ha salido», resumió.

Además, pese a las condiciones extremas del triatlón olímpico, con el campeón, Blummenfelt, vomitando desfallecido en meta, no quiso referirse al calor como un motivo de su insatisfactorio rendimiento. «Hizo calor, pero el agua tampoco estaba tan caliente como esperábamos. Sinceramente, no rendí bien y no me encontré bien físicamente. No fue el calor lo que me hundió. Estuve entrenando en condiciones más duras que estas y encontrándome más rápido que en la carrera», se sinceró.