Los secretos del contrato de Messi

DEPORTES

RFEF

14 jul 2021 . Actualizado a las 22:14 h.

AEspaña ya no la conoce ni la madre que la parió. No por la huella socialista que hace ya casi 40 años profetizó Alfonso Guerra, sino por la pandemia que trastoca desde las cañas con los amigos hasta los contratos de las estrellas de eso que un día se conoció como fútbol. Por eso Messi, que se sintió fuerte hace un año cuando quiso largarse a la fuerza del Barça y aún se desconocía el terremoto económico del coronavirus, va a aceptar ahora un presunto contrato por la mitad de lo que ganaba. También a cambio de firmar un acuerdo por cinco campañas, en el que el club asume un ejercicio de adivinación sobre su rendimiento durante sus últimas temporadas, cuando tenga 39 años. Que nadie subestime al clan de Leo, el mismo que lo condujo a las puertas de los juzgados para declarar por presunto fraude fiscal, y el mismo que lo terminó enfrentando a una pena de 21 meses de cárcel por defraudar a Hacienda.

La filtración interesada de los datos del nuevo acuerdo de Messi con el Barcelona no evita que, como siempre, cualquier mente enrevesada crea que, entre la maraña de clásulas que se redactan para despistar, figuren algunas como la prima por fidelidad de 66 millones de euros o el bonus de renovación de casi 100 millones que ya firmó en el 2017.

En un mercado más tieso que las nóminas de los parias que aplaudían a Messi a las puertas de los juzgados como presunto defraudador, Leo renueva por amor. Vaya. Pese a su soberbio talento con un balón en los pies, asoma la sospecha de si no le quedó más remedio. Cuando firmó aquel contrato por 555 millones en el 2017, nadie dio transparencia al texto para desvelar lo más sucio de su laberinto de primas.

En la euforia del último gambeteo del 10, suele darse por bueno que sí, que genera lo que cobra. Sea cuanto sea. No lo parece cuando los números no cuadran y su club arrastra una deuda de alrededor de mil millones. Por eso el Barcelona tiene ahora problemas para inscribir a sus fichajes y está inmerso en su enésimo ejercicio de ingeniería financiera.

Algo no encaja cuando Florentino Pérez declaró muerto el modelo y anunció la ruina de los clubes más ricos del continente y un Barcelona a la baja logra la renovación del futbolista más determinante del siglo.

Mientras, la Liga respira al retener a su última estrella con un contrato que, algún día, terminará conociéndose.