Lionel Scaloni, el triunfo de la disciplina, el trabajo, la fe y la constancia de uno de Pujato

DEPORTES

AMANDA PEROBELLI

Veintiocho años después, consiguió que Argentina volviera a ganar una gran cita internacional

12 jul 2021 . Actualizado a las 09:00 h.

«Cuando tengo que hacer algo, lo acabo haciendo. Me costará uno o mil intentos, pero no paro hasta lograrlo. Esté o no de acuerdo. Eso sí, si el míster me dice: ‘Scaloni, pégate de cabezazos contra la pared'. Yo lo hago. Y cuando lleve cien cabezazos, le diré: ‘Míster, ahora que ya me he dado cien cabezazos que sepa que está usted equivocado'. No puedo callarme. Pero primero, cumplo». Son la disciplina, el trabajo, la fe y la constancia que heredó Lionel Scaloni (Pujato, 1978) de sus padres, un ganadero y una jueza, que marcaron una educación que le ha permitido triunfar, primero como futbolista, y ahora como técnico.

Como jugador, nunca fue de los mejores en los equipos en los que estuvo, al menos técnicamente. Pero su palmarés, siendo además protagonista en los éxitos, es de los buenos: un Mundial sub-20, una Liga española, una Copa del Rey, dos Supercopas de España...

Su secreto siempre estuvo en la inteligencia táctica exhibida y su entrega. Consciente de sus limitaciones, optó siempre por explotar al máximo sus virtudes. Esas que le hicieron convertirse en ídolo de la afición del Deportivo que se paseó a principios de siglo por los mejores campos de Europa en la Champions.

Como entrenador, la oportunidad soñada, la de ser seleccionador de su país, le llegó pronto. Demasiado, según algunos. Con solo 41 años y sin apenas experiencia como primer entrenador en los banquillos. Por eso, en sus inicios tuvo que soportar muchas críticas. No llegó con hacer campeona del Mundo a la selección sub-20. Su llegada a la absoluta estuvo cargada de escepticismo.

Desde que Basile logró la Copa América de 1991 y 1993 hasta la llegada de Scaloni, nueve fueron los seleccionadores que, en mayor o menor medida, se estrellaron en el banquillo de la albiceleste. Pasarella, Bielsa, Pekerman, Basile (de nuevo), Maradona, Sabella, Martino, Bauza y Sampaoli fracasaron al frente de una selección enemistada con el éxito. Es probable que muchos tuvieran cualidades de las que carece el de Pujato. Pero fue él y no otro el que consiguió campeonar 28 años después.

Con el mismo ímpetu y espíritu combativo que le permitieron triunfar como futbolista, Lionel Scaloni ha sabido dar con la tecla para que el mejor, o el segundo mejor (para gustos), jugador del mundo de todos los tiempos consiga su primer gran título a nivel de selección.

Como si de un equipo ciclista se tratara, Scaloni supo poner a trabajar un grupo de gregarios a disposición de un líder, Messi. Mezcló el orden y talento que tanto reclamó siempre Arsenio, y el resultado fue una Argentina otra vez ganadora. Y, sobre todo, campeona.