Luis Enrique, tres años de vértigo y funambulismo en la selección

DEPORTES

Kiko Huesca

La trayectoria del asturiano, que acaricia la final, también se vio agitada por la muerte de su hija y el conflicto con Robert Moreno

06 jul 2021 . Actualizado a las 10:45 h.

Antes del último y decisivo partido de la fase de grupos ante Eslovaquia, muchas de las preguntas que le lanzaban a Luis Enrique en la sala de prensa tenían que ver con su posible dimisión en caso de fracaso. Un claro síntoma de que el engranaje de la selección no funcionaba todo lo bien que debiera. Los resultados a partir del histórico 6-0 sobre Alemania en la Liga de las Naciones, en noviembre del 2020, desampararon todavía más al entrenador asturiano, que desde su nombramiento en julio del 2018 ha caminado siempre por la cuerda floja y ha recibido innumerables críticas por sus controvertidas convocatorias y su egocentrismo, además de por la poca regularidad que exhibía el equipo. A pesar de la goleada ante el combinado eslovaco y el posterior éxito ante Croacia, España comparecerá en la semifinal ante Italia habiendo ganado solo el 41 % de los 17 encuentros disputados desde el regreso de Luis Enrique. La presencia en semifinales carga de razón a un técnico que ahora, por fin, tiene algo a lo que agarrarse para desmontar los reproches.

PRIMERA ETAPA

Un inicio arrollador y muchas dudas después

Luis Enrique dirigió a España en siete partidos antes de renunciar al cargo por la enfermedad de su hija Xana. Cinco oficiales y dos amistosos. Su etapa no pudo comenzar mejor, con dos triunfos consecutivos ante Inglaterra (1-2) y Croacia (6-0) en la Liga de las Naciones y un plácido amistoso en Gales (1-4), pero se vio ensombrecida con las derrotas en el reencuentro con los ingleses (2-3) y los croatas (3-2). Una pírrica e intrascendente victoria ante la inocente Bosnia (1-0) y otra también por la mínima ante Noruega (2-1), esta valedera para la fase de clasificación para la Eurocopa, cerraron su primer paso por el banquillo español.

PARÉNTESIS

Cinco meses fuera por la enfermedad y el fallecimiento de su hija

«Debido a que los motivos que me impidieron desarrollar con normalidad las funciones como seleccionador desde el pasado mes de marzo continúan a día de hoy, he decidido dejar dicho cargo (...) Agradecer especialmente a todas las personas que forman parte del staff y los jugadores por su profesionalidad. Sin olvidarme de los medios de comunicación por vuestra discreción y respeto por la situación». Las palabras de Luis Enrique en junio del 2019 no fueron un adiós, sino un hasta luego. Y esos motivos a los que hacía ilusión se desvelarían después con el fallecimiento de su hija Xana de solo 9 años. Robert Moreno, su mano derecha en la selección, tomó el relevo y llevó el timón durante nueve partidos en los que España certificó su pase a esta Eurocopa.

REGRESO POLÉMICO

Ruptura con Robert Moreno

Tres meses después de la muerte de su hija y cinco después de renunciar al cargo, Lucho volvería a tomar los mandos de España. Un regreso envuelto en polémica y que provocó la ruptura de una sociedad que parecía indestructible. Moreno aseguró que Rubiales le había prometido el cargo hasta después de la actual Eurocopa y Luis Enrique «tachó» de desleal a su ayudante. «El único responsable de que Robert Moreno no esté en mi staff soy yo. Ni Rubiales, ni Molina ni la Federación (...) La ambición desmedida no es una virtud, sino un gran defecto», esgrimió en su momento el hoy seleccionador español. Otro episodio que ha agitado con fuerza su trayectoria como seleccionador.

SEGUNDA ETAPA

Solo siete victorias en 17 partidos

La pandemia retrasó más de lo previsto su reaparición en el banquillo. Se produjo a principios de septiembre del 2020 en Alemania (1-1) y desde entonces la selección Española no ha sido capaz de ganar más que el 41 % de sus enfrentamientos: 7 de 17. Y eso que en su camino se cruzaron más selecciones menores (Ucrania, Grecia, Georgia, Kosovo, Polonia...) que de primer nivel. La paliza a Alemania (6-0) en la Liga de las Naciones fue la única de mérito antes del 5-0 a Eslovaquia y del 5-3 ante Croacia en los octavos de final.

Para el técnico español, la primera batalla por ganar ante Italia será la posesión

Luis Enrique Martínez, ha avisado en su comparecencia previa a la semifinal de que en partidos tan importantes como el que les espera ante Italia «suele haber una tendencia a la sobreexcitación» que deben «evitar», añadiendo que la posesión de balón será «la primera batalla por conquistar», al tiempo que ha bromeado con el recordado codazo de Marco Tassotti que le rompió la nariz en 1994, asegurando que le quedó la nariz «hasta mejor».

«En estos partidos suele haber una tendencia a la sobreexcitación y es algo que debemos evitar. Que seamos una selección no muy experta no significa que no tengamos jugadores con mucha experiencia en clubes internacionales», advirtió antes de profundizar en las exigencias del duelo.. «Somos líderes en cuanto a posesión de balón, pero Italia también puede hacer uso y disfrute del balón. Son una selección que también se puede adaptar a jugar sin balón, pero están más cómodos y son más fuertes con el balón. Nuestro objetivo es claro: queremos y necesitamos el balón», confirmó.

Preguntado por su importancia en el éxito de España en esta Eurocopa, el asturiano se lo concedió a sus jugadores. «Es evidente que soy un líder, pero estoy fuera del campo. Lo importante está dentro del campo. Lo difícil es marcar goles, presionar bien, adelantar líneas, las cosas que hacen los jugadores. Si tuviéramos la fortuna de ganar este partido y aparecer en la final, claramente sería mérito de ellos», aseguró antes de aclarar que Laporte estará en condiciones de volver a ser titular a pesar de no participar en la sesión del domingo.