Las lágrimas de la superación

DEPORTES

Víctor Lerena

28 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Leticia Gil no solo salió de Getafe el sábado con un oro colgado del cuello. La valdeorresa se convirtió en una de las imágenes del Nacional absoluto de atletismo por celebrar el triunfo en el salto de longitud con un manto de lágrimas. El llanto de toda una vida de trabajo y atletismo y de una lesión que le hizo pasar por el quirófano en noviembre pasado.

Leti nunca lo tuvo fácil. En su día cambió el silencio de la lejana Carballeda de Valdeorras por el bullicio de Madrid para poder estudiar Veterinaria y cumplir su sueño de convertirse en saltadora de longitud.

Pese a los problemas, fue la primera gallega en saltar más de seis metros en la disciplina, pero las lesiones aparecieron demasiado a menudo en su vida y, lejos de consolidarse en el podio, parecía alejarse. En las tradicionales quinielas del campeonato, Leticia no contaba para el triunfo, incluso tampoco para el podio. Hacía siete meses que se había sometido a una operación de talón de Aquiles, con una siempre complicada recuperación, y su actuación estaba rodeada de incógnitas.

Y aunque no siempre constancia y trabajo equivalen a recompensa, en esta ocasión la manida (y no demostrada) fórmula funcionó. En la final de longitud más difícil de un campeonato estatal, el salto de su vida llegó en el momento justo. En el sexto y último intento para alcanzar los 6,69 metros, una vieja aspiración que ya parecía inabordable. Casi un cuento de hadas que la protagonista resumió en una frase: «Soy la persona más feliz del mundo».

Una historia para contar a aquellos que comienzan en cualquier deporte y que demuestran que los imposibles no lo son tanto. Que una niña que creció entre los viñedos familiares en el oriente ourensano también puede cumplir su sueño en el foso de longitud. Solo le faltaría el pasaporte olímpico para que la historia fuese redonda.