El Tour de Francia arranca hoy (13.30 horas, Teledeporte) con dos claros favoritos, por forma y por cómo han corrido estos años: Pogaçar y Roglic. Tal vez me tire a la piscina, pero añadiría la candidatura de Geraint Thomas, que creo que puede hacer un buen Tour. Parte en un equipo en el que tres o cuatro corredores —Carapaz, Porte, Geoghegan Hart o el propio Thomas— podrían disputar la carrera, pero veo al galés apuntando alto, con un puntito más y la experiencia de ya haber vestido de amarillo en París. Carapaz es muy bueno y viene de ganar el Tour de Suiza, pero hay dos contrarrelojes, donde el ecuatoriano sufrirá. Thomas puede ser el tapado, uno de los que luche contra el duelo de eslovenos. Si es que alguien puede, claro.
Roglic no compite desde abril. Creo que ha aprendido de lo que le sucedió el año pasado en Francia y ha preparado la carrera sin desgastarse. Va a estar, seguro, disputando la victoria. Más si cabe con esas dos etapas contra el reloj, territorio en el que es especialista.
Veremos qué estrategias se utilizan. Si se sigue acusando a Jumbo e Ineos de conservadores y de especular. Las declaraciones Dave Brailsford, jefe de los británicos, diciendo que con el equipo que llevan pueden ser muy agresivos parecen una declaración de intenciones. De querer mover la carrera en la montaña, a diferencia de lo que hemos visto en los últimos años. Pero teniendo a Pogaçar enfrente, es difícil ser valiente. Al joven esloveno nadie le gana en bravura y no necesita socios para poner la carrera patas arriba.
Hay alicientes: el regreso de Cavendish, equipos atractivos como el Bahrain o comprobar el rendimiento del Movistar. Los de Unzué vienen de hacer un buen Dauphiné y, de un par de meses a esta parte, han pegado un cambio a mejor. Ya el año pasado Miguel Ángel López ganó la etapa más dura del Tour. Nunca se sabe, pero no sale como favorito a la victoria. Pero puede reivindicarse en la carretera.
