Arnautovic, contra sus viejos demonios

Emmanuel Barranguet COLPISA

DEPORTES

MARKO DJURICA

El delantero de carácter volcánico, acusado de racista, reaparece este lunes tras cumplir un partido de sanción por insultar al macedonio de origen albanés Alioski

20 jun 2021 . Actualizado a las 18:06 h.

Si bien el carácter volcánico de Marko Arnautovic se ha apaciguado en los últimos años, el goleador austríaco ha recaído en cierta manera al insultar a un rival durante la Eurocopa. Sin embargo, su país, donde es un ídolo, confía en él para el partido decisivo de este lunes ante Ucrania en Bucarest, tras haber sido castigado por la UEFA con un encuentro de suspensión. Su insulto, tras el último gol que marcó a Macedonia del Norte (3-1), dirigido al futbolista de origen albanés Ezgjan Alioski, le costó a Arnautovic perderse el segundo choque de los austríacos, contra Países Bajos.

«Le provocaron», puntualizó su seleccionador, Franco Foda. «Desafortunadamente, llevado por la emoción, sobrerreaccionó. Pero admitió su error, se disculpó ante el otro jugador después del partido y, lo más importante, presentó sus disculpas públicamente», destacó el técnico de Austria.

Franco Foda confirmó este domingo que Arnautovic será titular este lunes ante los ucranianos. Arnautovic entonó su mea culpa: «Hubo unas palabras un poco encendidas en la emoción del partido por las cuales querría presentar mis disculpas, especialmente ante mis amigos de Macedonia del Norte y de Albania», escribió en su cuenta de Instagram. «¡No soy racista! Tengo amigos en casi todos los países y estoy a favor de la diversidad», añadió el delantero de origen serbio.

Desde la madurez de sus 32 años, a Arnautovic le había costado bastante tiempo quitarse la etiqueta de enfant terrible. Llegó a enternecer a sus compatriotas antes de la Eurocopa, cuando se derrumbó anímicamente en una conferencia de prensa al ser preguntado por cómo vivió el confinamiento en China, como jugador del Shanghái IPG.

Lágrimas por la familia

«No vi a mis hijos ni a mi familia durante meses. No fue fácil», contó. La emoción hizo el resto. Se llevó las manos a la cara y empezó a llorar, mientras era consolado por Foda. Pero el incidente con Alioski ha mostrado una imagen algo menos amable y ha hecho recordar otros episodios del pasado. Siendo niño recorrió los equipos juveniles de los clubes de la capital (Austria, Rapid de Viena, First Viena...), desafiando en ocasiones con su actitud la paciencia de los entrenadores, antes de poder debutar en categoría profesional con apenas 16 años en el Floridsdorfer, un club vienés de la segunda división.

Con 17 años se fue al Twente neerlandés, donde fue sospechoso de haber insultado a Ibrahim Kargbo (Willem II), pero la investigación de la federación de ese país determinó que no había pruebas al respecto. Con 20 años aterrizó en el Inter de Milán con la reputación de ser un nuevo Ibrahimovic. Sin embargo, jugó apenas tres partidos en la temporada del triplete (2010) de José Mourinho.

«Arnautovic me hace reír, es un chico fantástico, pero tiene una mentalidad de niño. Su mejor amigo (Mario Balotelli) no está mejor, así que no es fácil con los dos juntos», sonreía el técnico portugués al hablar de él. El delantero austríaco llegó varias veces tarde a los entrenamientos del Inter y fue sancionado por ello, aunque en una ocasión llegó con tres horas de adelanto por una confusión.

El reloj de Mourinho

«Mourinho me aplaudió y me dijo que me daba su reloj. Todavía lo tengo», contó Arnautovic al Daily Mail. Fue traspasado al Werder Bremen, donde terminó agotando a los dirigentes y a varios compañeros de equipo. «Siempre se queda en su rincón, contesta demasiado, siempre dice que no y tiene que buscar un equilibrio para no parecer tan arrogante», estimó el capitán Torsten Frings.

Su aventura en el Werder terminó además con un enésimo incidente, un exceso de velocidad cuando circulaba en compañía de su compañero de equipo Eljero Elia. 'Arnie' se fue entonces al Stoke City (2013) y comenzó a tranquilizarse. Su entrenador, el galés Mark Hugues, supo controlar su carácter y aprovecharlo para el bien del equipo.

En el West Ham tuvo algún problema con el técnico David Moyes, pero ganó en discreción y profesionalidad. Las palabras dirigidas a Ezgjan Alioski hicieron temer por una recaída ante los viejos demonios del pasado, pero desde el incidente la situación se ha ido calmando. Uno de sus competidores en Austria por un puesto en el ataque, Michael Gregoritsch, considera «legítimo que se hable» de lo ocurrido, pero ha dejado clara en su opinión: «Marko no es racista».