Morata, Lewandowski e Isak

DEPORTES

David Ramos / POOL

19 jun 2021 . Actualizado a las 23:03 h.

A Morata le había caído la del pulpo tras el 0-0 contra Suecia. La afición de los 40 millones de entrenadores se dividió entre los que empujaron al delantero de la Juve delante del pelotón de fusilamiento y aquellos que lo amarraron a los remos de un galeón de esclavos. Pero la revancha llegó, y el atacante que fue del Madrid y el Atlético dio una clase de implicación, sentido táctico y trabajo, con el añadido de que, por fin, acertó. No lo tuvo nada fácil. Polonia le puso encima (en ocasiones, literalmente) a Glik, que llevaba la camiseta del dorsal 15 y por eso jugaba al fútbol, pero si le hubieran puesto un machete en la mano sería carnicero, o con unas tuberías se hubiera dedicado a la fontanería.

Morata zanjó debates en algo más de veinte minutos, pero el problema fue que al plan A de Luis Enrique le siguió la hoja en blanco. España salió tan concienciada en busca del gol, tan obsesionada con marcar, que cuando lo logró apenas traspasado el ecuador del primer tiempo pensó que el árbitro italiano iba a pitar ya el final. La presión española se edulcoró, Koke se desvistió del jugador que manda y gana en el Atlético, el toque se marchó de vacaciones y la defensa de plastilina de la selección devolvió el partido al punto de partida. Lewandowski, al que los aficionados polacos apenas habían catado más que por la tele y con la camiseta del Bayern de Múnich, retrató a una selección española que falló en aquello que la caracteriza (el dominio eterno del partido), mientras permaneció a oscuras en lo que todos reconocemos como su peor defecto: su famélico rendimiento en las dos áreas.

Gerard Moreno y Morata, al alimón, tiraron a la basura el penalti que, casi de forma inmediata, podría haber devuelto a España el mando del partido. El del Villarreal lo estrelló en el poste y su compañero tiró fuera el rechace con toda la portería a su disposición. Para tirarse de los pelos. Luego al dorsal 7 le acompañaron Ferrán Torres, verde para toda una Eurocopa, y Sarabia demostraba su condición de suplente. En el banquillo Luis Enrique no miraba a Thiago, y en su casa Aspas quizá sintonice el miércoles el Suecia-Polonia. Al menos Isak sí que es un delantero.