sta Eurocopa tan atípica y marcada por la pandemia comenzó con uno de los mayores sobresaltos que se recuerdan en el fútbol, el desplome del jugador danés Christian Eriksen en el primer partido de su selección. Por suerte o, más bien, por la rápida y eficaz intervención de los facultativos, el jugador ‘volvió a nacer’. Tras la conmoción de la situación y teniendo todavía en mente las impactantes imágenes de su compañero, los jugadores daneses afrontaron el resto del partido ante Finlandia y sufrieron una derrota. Un revés completamente irrelevante después de un suceso de tal magnitud que tuvo en vilo a millones y millones de personas en todo el mundo
La fuerza de Eriksen, la fuerza de Dinamarca
Pasados unos días y con noticias de que el futbolista danés está en proceso de recuperación, su equipo afronta contra Bélgica su segundo partido de la Eurocopa. Tanto el entrenador Kasper Hjulmand, como el capitán, Simon Kjaer, y, posiblemente, un profesional de la psicología del deporte que acompañe a la selección tuvieron que diseñar e implementar un plan de recuperación emocional después de lo acontecido. Si el enfoque de este plan fue el correcto y los jugadores lo asimilaron, afrontarán con más ilusión, si cabe, los siguientes partidos. Seguramente con la idea de poder brindar cada victoria a su compañero. Esta ‘fuerza de Eriksen’ puede mover al un equipo, aportarles el extra de motivación para superar cualquier dificultad que se encuentren dentro del terreno de juego campo; puede ser el motivo principal de unión de esta selección; puede ser lo marque la diferencia… Ahora bien, todos sabemos lo poco explorada que está la mente humana, por lo que es realmente complicado poder predecir cómo le ha afectado individualmente a cada compañero de equipo la dramática situación vivida. Es por ello que la fuerza del grupo, la fuerza de Dinamarca puede reflejarse en estar más unidos que nunca, siendo un verdadero equipo con mayúsculas y que el colectivo absorba a las dificultades individuales.