Cristiano Ronaldo tira de la campeona, Portugal, contra Hungría

Óscar Bellot COLPISA

DEPORTES

HUGO DELGADO

El insaciable atacante de Madeira firma otro registro para la historia con su doblete ante una Hungría que puso contra las cuerdas a Portugal pero que acabó goleada

15 jun 2021 . Actualizado a las 21:35 h.

Portugal jugó con fuego ante Hungría pero evitó quemarse en el último suspiro. Un gol con mucha fortuna de Guerreiro y un doblete de Cristiano Ronaldo que permitió al voraz delantero firmar otro registro para la historia al convertirse en el máximo goleador de todos los tiempos en las fases finales de la Eurocopa rescataron a la vigente campeona en el tramo final de un partido en el que se había estrellado una y otra vez contra la muralla del combinado magiar. Los cambios de Fernando Santos terminaron siendo determinantes, porque la entrada de Rafa Silva, asistente aunque de rebote en la diana que abrió la lata y provocador del penalti que convirtió con sangre fría el insaciable artillero de Madeira, alteró un envite en el que a los lusos solo les valía la victoria ante la cenicienta del grupo de la muerte. Estuvo cerca de dar la campanada, pero acabó goleada porque así se las gastan las grandes potencias.

Tan rico y variado es su ramillete de atacantes que Fernando Santos pudo darse el lujo de dejar a Joao Félix fuera de un once plagado de futbolistas con vitola de estrellas en los principales equipos de las grandes ligas. Al frente de todos ellos, por supuesto, Cristiano Ronaldo, el hombre récord, ya con cinco Eurocopas a sus espaldas, más que ningún otro jugador en los 61 años del torneo. Enfrente, una Hungría cuyo cartel, en ausencia del lesionado Dominik Szoboszlai, encabezaba Adam Szalai, veterano delantero que pasó por el filial del Real Madrid antes de ganarse el sustento en la Bundesliga, donde todavía cotiza a sus 33 años.

Curiosamente los contendientes ya se vieron las caras hace cinco años en Francia, cuando el sorteo les emparejó también en el grupo F.

El combinado magiar se adelantó entonces por tres veces y en otras tantas fue neutralizado por las Quinas, que terminarían entronizándose 18 días más tarde en Saint-Denis. Pero la única semejanza de aquel duelo con el que se libró en el Puskas Arena fue el lleno a rebosar de ambos estadios. Peligrosísima excepción dentro de esta era pandémica, en el flamante recinto de la bellísima Budapest, sin limitaciones de aforo por designio de su bravucón primer ministro Viktor Orban, no cabía un alfiler y las mascarillas brillaban por su ausencia. Mayúscula insolencia contra un virus que no perdona.

Premio a la insistencia

Presión adicional con casi 68.000 gargantas atronando para Portugal, que vio resumidos en un par de zurdazos de Diogo Jota bien resueltos por Gulacsi y un desacostumbrado fallo de Cristiano Ronaldo en el área pequeña las veleidades ofensivas que concedió el combinado de Marco Rossi en el primer periodo. Espesos en la circulación, con dos pivotes capacitados para la destrucción pero poco dotados para la construcción como William Carvalho y Danilo, los ibéricos se estrellaban una y otra vez con la tupida malla del cuadro magiar. Un cabezazo blandito de Adam Szalai fue el magro bagaje en ataque de los húngaros antes del entreacto, pero estuvieron inconmensurables a la hora de colocar el cepo a las huestes lusas. Suficiente para desatar el fervor en su atestada casa.

Redobló sus esfuerzos Portugal a vuelta de vestuarios frente a la bunkerizada Hungría. Un cabezazo de Pepe volvió a toparse con una gran respuesta de Gulacsi, rápido de reflejos y ágil para detener un balón que iba junto a la cepa del palo. Allá donde más duele a cualquier portero.

El del RB Leipzig es de los buenos. Las tablas hicieron crecerse a los magiares, que comenzaron a enseñar la patita en ataque. Un disparo desde la frontal de Sallai quitó el polvo a los guantes de Rui Patricio. Humo echaban los de Gulacsi tras desviar un latigazo de Diogo Jota, el más persistente y entonado de los futbolistas portugueses hasta el arreón final de Cristiano.

Pero el tremendo esfuerzo de la anfitriona acabó siendo baldío. Centró Rafa Silva, tocó un defensor húngaro y el balón le cayó a Guerreiro, que por fin reventó el candado. El plan tan bien urdido por los magiares se vino definitivamente abajo enseguida con el penalti de Orban sobre Rafa Silva. No perdonó Cristiano, que con su décimo gol en una fase final de la Eurocopa rompió el empate que mantenía con Michel Platini. Y aún habría otro más con una finta del astro de Funchal para hacer que Gulacsi se venciera antes de empalar con la zurda. Le queda mucho para decir su última palabra.