Una bandera de Finlandia

DEPORTES

WOLFGANG RATTAY | REUTERS

14 jun 2021 . Actualizado a las 11:51 h.

Las Eurocopas y los Mundiales son, durante los meses de junio y julio, solo fútbol. Con el fermento de los años, los resultados acaban por degradase y quedan las imágenes. Julio Salinas tiene suerte de que a Luis Enrique le rompiesen el tabique. Su fallo ante Pagliuca es de los que entierran carreras, pero se diluyó entre los chorretones de sangre.

No se recuerda el gol de Bierhoff en la prórroga de la final del 96, pero sí que Kouba cantó La Traviatta. En el 98, el tiro de falta de Roberto Carlos; en el 2000, Alfonso marcando un gol y Raúl fallando un penalti. Al-Ghandour hizo méritos en el 2002, pero Ronaldo se cortó el pelo y no hubo discusión. Y sinceramente, antes de que el árbitro egipcio pitase aquel fuera de juego y anulase un gol porque a Joaquín se le había escapado el balón, una generación de jóvenes españoles ya venía traumatizada por los sobacos del seleccionador nacional.

Se puede seguir hasta hoy. En el 2004, la tanda de penaltis del Holanda-Italia, en el 2006, el cabezazo de Zidane... Esta Eurocopa ya tiene su momento y fue a aparecer en un Dinamarca-Finlandia.

Cuando la tragedia rozó a Eriksen, se vivieron momentos realmente emotivos. De humanidad. Las dos aficiones mostraron su respeto, se consolaron y, durante el shock, estuvieron a la altura de la situación. Eriksen fue retirado del campo tapado por unas sábanas de ambulancia y, entre ellas, completaba la cobertura una bandera de Finlandia que pasó desapercibida porque tiene unos colores que no destacarían entre el ajuar del Sergas.

Parece una metáfora bonita. Rivales unidos por cosas más importantes. Fue como revivir los inicios de esta pandemia que empieza a acabarse, cuando se salía a las ventanas a aplaudir a los sanitarios con una emoción verdadera. Los médicos también salvaron nuestro recuerdo de este torneo.