La exigencia de Asobal impulsa el éxito de los cachorros del Cisne

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

DEPORTES

Cisne

Muchos de los jugadores, como Carlos Álvarez, Jorge Cerqueiro, Virulego, André de Moura, Arboleya y Mauro García, compaginaron ambos equipos esta temporada

31 may 2021 . Actualizado a las 18:54 h.

Todavía tienen que pellizcarles para saber que la nube en la que viven es real y no una ensoñación, como la que tantas veces se pasó por su cabeza en el último mes. Los juveniles del Cisne, que este fin de semana se proclamaron campeones de España, son los cachorros del equipo de Asobal, una condición que de forma indirecta les ha ayudado a estar en la cima del balonmano base. «A muchos de nosotros que estábamos también en el equipo de Jabato nos ayudó mucho y eso se nota a la hora de competir», explica ya desde Pontevedra el capitán del equipo, Carlos Álvarez, que todavía «sigo sin creerme mucho lo que hemos ganado». Su entrenador, Víctor Castro, reconoce que ha sido un «plus de maduración» compaginar el equipo de Asobal con el juvenil. Junto a Carlos Álvarez estaba en este grupo a caballo entre las dos plantillas Jorge Cerqueiro, Virulego, André de Moura, Arboleya y Mauro García, muchos de estos en el equipo de salida que acabó con la cantera del mejor equipo del mundo. «Antes de ir a la fase final nos preguntaron con quien nos gustaría jugar la final si llegábamos a ella. Muchos coincidimos en que querríamos al Barça», apunta Álvarez. Después de vencer en semifinales al Anaitasuna cumplían parte de ese sueño. Sesenta minutos después llegó el siguiente.

Cuando sonó el pitido final en Alicante y supieron que habían metido al Cisne en la historia del balonmano nacional dieron un paso hacia esa nube de la que le cuesta bajar. «No sabíamos donde estábamos, fue un momento increíble que todavía no puedo explicar con palabras», apunta el capitán del Cisne. Tras la victoria en Alicante, cogieron un autobús hasta Pontevedra.

Aunque la hora de llegada era las seis de la mañana, el presidente y las familias de los jugadores los esperaron junto al Municipal para darle la enhorabuena. El recibimiento pudo con el cansancio que todavía acumulan. Por delante tendrán varios días de recepciones en la Administración, pero como dice Víctor Castro: «Es su momento, tienen que sentirse importantes porque han hecho algo importante. Es un equipo que tiene unas ganas de competir enormes y que siempre ha sido muy trabajador». El Cisne ha apostado por una filosofía de cantera. Forman a jugadores para que lleguen al primer equipo y eso, este año, ha cobrado mayor relevancia. «Muchos veían que algunos que habían sido compañeros suyos estaban en Asobal. Eso motiva», comenta Castro, que además alaba la calidad del grupo juvenil.

Sabían que todo pasaba por tener el control del partido. El entrenador se encargó de animarlos antes de salir a la pista «porque siempre que llegas a la final, tienes posibilidades». Además de las arengas del técnico, tenían las de Carlos Álvarez. «Con los juveniles tengo más participación y más liderazgo, como capitán tengo responsabilidad de conectar con todos para que estén metidos. Fue una pasada vernos tan agotados y tocados, pero forzando hasta el final», apunta el jugador pontevedrés.

El equipo que este domingo logró el título de campeón de España por primera vez en la historia del club tendrá ahora que analizar su futuro. Algunos de estos jugadores de segundo año darán el salto al equipo de División de Honor Plata -donde competirá el primer equipo el próximo año-, otros dejarán el balonmano por los estudios y los que son de primer año continuarán en el mismo grupo un año más. «Era un año especial, finaliza el grupo por todo lo alto», explica Carlos Álvarez, que como el resto de sus compañeros no tendrá mucho tiempo de descansar. Ahora toca empezar a preparar la selectividad, el otro reto de un 2021 que les ha salido redondo.