Florentino, el árbol que no admite sombra

Iván Antelo REDACCIÓN

DEPORTES

CHEMA MOYA

31 may 2021 . Actualizado a las 09:12 h.

En el Barça manda Messi, en el Atlético el Cholo Simeone y en el Madrid Florentino Pérez. Un jugador, un entrenador y un presidente que no admiten sombra posible en sus respectivas instituciones. Zinedine Zidane ha pegado su tercer portazo del Real Madrid, quizás el definitivo, por simple dignidad. Porque sabe que su jefe no admite sombras a su alrededor y que pone todos los instrumentos a su alcance para conseguir que así sea. Da igual que te llames Vicente Del Bosque o Jose Mourinho, que tengas un perfil dialogante o retador; que seas un portero de leyenda como Casillas o un capo del vestuario como Ramos. Nadie puede con la soberanía perpetua de un presidente que ha puesto los estatutos del club a su medida, para dificultar cualquier oposición.

Zidane se va porque no perdona que desde dentro del club se cuestionase tanto su profesionalidad como la de sus colaboradores. No fue casual su puñetazo encima de la mesa durante el mes de febrero, en una rueda de prensa: «Hay que decirlo a la cara. Que me digan que hay que cambiar de entrenador, pero no por detrás», espetó.

Zizou no es tonto. Sabe quién le pregunta y cuáles son los periodistas con línea directa con el presidente, al que consideraba casi como un padre. Y, aunque no lo dirá —él alegará desgaste porque es un señor—, seguramente fue ahí cuando decidió que se acababa. Justo antes de la reacción. Es incomprensible, también desde fuera, que el foco se hubiera puesto sobre el entrenador y sus métodos de trabajo, cuando es más que evidente que fue el propio club el que devaluó su plantilla, pagando millonadas por críos sin contrastar. Florentino nunca tiene la culpa. Zidane ya lo sabe. Por eso se va.