La Liga comenzó como la del culebrón de Messi, pero su factor diferencial acabó siendo el del menosprecio barcelonista a Luis Suárez. Ninguna otra decisión marcó tendencia como aquella de despedir de malas maneras al Pistolero, terreno abonado para un motivador nato como Simeone, que no desaprovechó el regalo. De su mano, el Cholo quizá haya acabado de formar una plantilla para abordar por fin el gran desafío del Atlético, levantar la orejona. Hay muy pocos artilleros como Suárez. Desde luego, Lewandovski y Kane. ¿Haaland? En la Bundesliga no solo le superó el asesino del área del Bayern, sino también André Silva, a quien apenas se le había visto en el Sevilla o el Milan.
Pero entre Messi, su mejor amigo y socio y un renacido Benzema, me quedo con Diego Martínez, Braulio y Cata, y la Real Sociedad. ¡Cómo han hecho jugar los tres primeros al Granada y al Osasuna! Si el entrenador del cuadro nazarí asombró en Europa y se quedó a un paso de la Copa, gracias a los responsables de la dirección deportiva del equipo navarro El Sadar vuelve a ser un campo donde la gente se lo pasa bien. También florece el proyecto de la Real, séptima en tope salarial, pero campeona de Copa y primera de la otra Liga, solo por detrás de los cuatro grandes. Además, su segundo equipo ha ascendido a Segunda División, el tercero acaba de arribar a Segunda Federación y, solo a tres jornadas del final, el femenino se despidió de sus posibilidades de Champions. Ninguno ha pasado desapercibido en la temporada más igualada que se recuerda, con espacio para que el talento y el esfuerzo hagan frente a la tiranía económica de los más ricos. ¡Qué paradoja para la Superliga! ¿No es más divertida la Liga así?