En la actual gira de tierra, cada partido del español, aunque sufre más, se convierte en una fiesta
13 may 2021 . Actualizado a las 18:07 h.Camino de Roland Garros, Rafa Nadal no apabulla como antes, pero esta película, a sus 35 años, ya la hemos visto algunas otras veces, y la gira de tierra suele terminar siempre —hasta 13 veces de 16 posibles— igual, con la Copa de Mosqueteros en sus manos. La novedad esta primavera es el eléctrico camino que describe hacia el Bois de Boulogne. No hay tarde tranquila. Cada partido ofrece una descarga de tenis. Quizá no sea el plan ideal para el amo de la tierra batida, pero en el triste tenis de la pandemia ha convertido cada jornada en una fiesta. Con una mezcla de valentía, inteligencia y capacidad de intimidación levantó este jueves un partido que se le había cruzado contra Denis Shapovalov. Hace años, los octavos de final de Roma no serían más que un trámite. Pero el dominio de Nadal en arcilla, como el mundo, ya ha cambiado. Ofreció, eso siempre, su estoica actitud, para remontar y ganar por 3-6, 6-4 y 7-6 (3). En cuartos se medirá con Alexander Zverev, que superó a Kei Nishikori por 4-6, 6-3 y 6-4.
Nadal se vio con un set y 3-0 en contra frente a un rival cuyos brazos parecían interminables. Tanto para armar un revés a una mano muy fiable para responder a los efectos diabólicos del español como para soltar latigazos de derecha. Parecía rendido el español en el Foro Itálico contra Shapovalov, canadiense, 22 años, número 14 del ránking, uno de los jugadores llamados a tomar el relevo de Nadal, Djokovic y Federer, cuando algún día la cantinela se vuelva real.
Y fue entonces, bajo presión, cuando se impusieron la solvencia y esa mezcla de frialdad y pasión con la que juega Nadal. Ofreció puntos soberbios y vivió, también, del temblor del rival, que desperdició dos bolas de partido en el tercer set y cometió un par de dobles faltas en momentos imperdonables de la manga decisiva.
A Nadal le desafían más este año (derrotado en cuartos de Montecarlo por Rublev y en la misma ronda de Madrid por Zverev, y exigido hasta el tercer sets frente a Ivashka, Nishikori y Tsitispas). Pero que nadie dude de que no hay otro más favorito para Roland Garros. El plácido camino de antaño es hoy una continua descarga.