Para lo que hemos quedado

DEPORTES

08 may 2021 . Actualizado a las 19:49 h.

Los autores intelectuales del fútbol que viene se muestran preocupados por el consumo televisivo de los más jóvenes. Al parecer, a la generación amamantada por Internet le cuesta mantener fijada su atención noventa minutos en el juego y se conforman con esos vídeos de 30 segundos de las dos o tres mejores jugadas del partido. Viendo lo de este sábado, como para echárselo en cara.

Hay una trampa en esta Liga, la más competida de los últimos no sé cuántos años. Viendo la clasificación, a uno le podría parecer que es imposible poner diques a la desbordante emoción del campeonato nacional liguero. El relato es bueno, pero luego llega la hora de la verdad y el gran duelo es una castaña indigerible.

El escenario era ya desolador. Un campo de fútbol donde caben casi cien mil personas, vacío y con sus asientos descoloridos por el sol. Un sol de media tarde que ofrecía al público televisivo una incómoda sombra fija y otra desconcertante sombra móvil de la cámara que acecha a los futbolistas desde lo alto. Sin gente, sin ambiente sobre el que distraer la mirada, un cero a cero resulta difícilmente soportable. Porque no queda otro remedio que centrarse en el partido.

Es cierto que hubo cosas, sobre todo en la primera parte, en la que el Atlético fue mejor. En la segunda, Mateu ganó minutos de televisión, señal de que el espectáculo se va a pique. No sé a qué chavales se logrará seducir con encuentros como el del Camp Nou entre dos equipos de la Superliga.

A falta de goles, hubo que entretenerse con alguna de esas arrancadas por banda derecha de Messi, de las de genio del fútbol mundial. Por cierto, que al argentino cada vez le cuesta menos tirarse al más mínimo contacto en la frontal del área. Con lo que él fue. Entrado el mes de mayo, tampoco parece ya tanta locura que el Barça dejase escapar —casi el verbo es regalar— a Luis Suárez a un rival directo. El uruguayo fue incapaz y su acción más destacada fue protestar que Ter Stegen le sacase un balón de la cabeza con la mano. Casi, lo mejor de lo mejor, fue la primera parte de Carrasco. Un tipo que regresó a la Liga después de marcharse una temporadita a China. Hay que ver para lo hemos quedado.