Los dos equipos llegaban a este choque con la mirada puesta en el horizonte de la historia, los dos persiguiendo su primera orejona y en el caso del Manchester City su primera final de la Liga de Campeones con la ventaja del 1-2 logrado en el Parque de los Príncipes ante un París Saint-Germain con el potencial suficiente para buscar la ansiada remontada como fórmula para lograr su segunda final consecutiva, pero con el hándicap de llegar al choque con Mbappé entre algodones.
Comenzó bien el conjunto parisino el partido, apretando arriba y buscando incordiar al equipo de Pep Guardiola en un terreno de juego que dificultaba las combinaciones. Los de Mauricio Pochettino pudieron hacer gol durante los primeros 45' pero no aprovecharon sus opciones. Sí aprovechó la suya Mahrez en el minuto 11, que adelantó al conjunto inglés tras una gran jugada de los de Pep Guardiola iniciada con un desplazamiento en largo de Ederson. El recurso menos utilizado por los equipos del técnico catalán, se convirtió esta vez en oro y justo en el momento que peor lo estaban pasando.
Desde el primer minuto de la reanudación vimos a un Manchester superior, marcando muy bien los tiempos del partido. En el minuto 63 los ingleses cerraron la eliminatoria con un contragolpe espectacular que finaliza otra vez Mahrez. Los Citizens ponían pie y medio en la final de la Champions League y más aún con la expulsión del argentino Di María en el minuto 69. Segundo gol del argelino en el partido y tercero en la eliminatoria.
A partir de ahí, poco que contar: monólogo de los ingleses y los franceses con el único objetivo de calentar el partido, ya que les ganó la frustración.
Justos finalistas los de la ciudad de Mánchester, aunque sufrieron en ciertos momentos de la eliminatoria y que agradecieron como agua de mayo la ausencia de la estrella parisina Mbappé en la vuelta de la eliminatoria.