El goleador y su obsolescencia

DEPORTES

YOAN VALAT | EFE

28 abr 2021 . Actualizado a las 23:40 h.

Hay jugadores que se graban a fuego en la memoria para no irse nunca más. En el 2004 había delanteros brutales en el fútbol mundial (Shevchenko, Henry, Adriano o Drogba), pero la República Checa llegó a semifinales de la Eurocopa y Jan Koller ilustraba perfectamente esa metáfora de «delantero tanque». Un bigardo de más de dos metros, calvo y un poco torpe, pero que enchufaba que daba gusto. Un gólem imparable al que recordaré siempre. Un nueve de área.

Un jugador como ese en el Manchester City actual podría, como mucho, cambiar bombillas. No es fácil ser delantero si tu entrenador es Guardiola. El catalán dio pasaporte a Eto’o en el Barcelona, desesperó a Ibrahimovic y ha sido durante años el máximo embajador del falso 9. Su laboratorio táctico, que sin duda es un lugar fascinante, también devora goleadores clásicos.

En el Parque de los Príncipes, directamente, eliminó la posición de delantero. Había gente arriba, jugadores que se movían y a veces aparecían por las parcelas que tradicionalmente ocupa un punta, pero no había nueve. Ni auténtico ni falso. Al comienzo del partido, cuando en la tele se despliegan las alineaciones en el grafismo, la realización puso un poco al azar los nombres de Bernardo Silva, Foden y Mahrez. A ver si había suerte y acertaban cuál jugaba por el centro. Pero en los primeros compases de partido ya se vio que ni había delantero ni se le esperaba. El ataque del City dibujaba un embudo que se tragaba al atacante clásico hacia posiciones del centro del campo.

Podría parecer un arrebato de entrenador. ¿Sin delantero quién remata? ¿Cuestión de fe? Pues resulta que Kevin de Bruyne se sacó en la segunda parte un golpeo al área. Volaba la pelota de trayectoria indefinida. No se sabe cómo, la pelota acabó dentro, con Keylor Navas señalado aunque repetido parezca más el mérito del belga que el demérito del tico.

Y después el segundo. A balón parado, marcado por uno de esos miembros de la trinidad indecisa de la línea de ataque inglesa. Un golazo de falta en directo, un error imperdonable en la repetición. Guardiola ganó y estrecha la soga sobre los delanteros. El goleador y su obsolescencia.