El otro día, frente al televisor viendo el partido de ida, una frase me venía a la cabeza de manera recurrente: «Me han cambiado al Liverpool». Sigo a Klopp desde hace mucho tiempo. Ya en el Dortmund me encantaba su manera de presionar en campo contrario, poniendo al Bayern en muchos problemas durante muchos años. Le costó un poco, tras su llegada, poner al Liverpool en marcha, con esa presión y un 4-3-3 definido que esperaba al rival en tres cuartos de campo y que era casi imposible de superar. El otro día, cuando vi al Liverpool queriendo jugar como el Barça, tuve esa sensación de que me lo habían cambiado.
Es cierto que están atravesando una crisis pese a que su capacidad goleadora la siguen conservando. Pero cuando tienes una idea basada en la presión —no en la presión de 3 jugadores, sino de 10— y tus mejores jugadores defensivos, que son rápidos y van a la perfección al espacio como Van Dijk ,están lesionados, pues lo normal es sufrir. Tengo la sensación de que el Liverpool está esperando su escenario, reencontrándose poquito a poco, pero creo que han llegado tarde ante todo un Real Madrid. Anfield no es lo mismo sin gente, pero son un gran equipo y si son capaces de encontrar el escenario perfecto de presión, de no dejar salir y que sean ellos los que encuentren las espaldas de los rivales y no al revés creo que el Liverpool tendrá alguna posibilidad. Aunque tengo la sensación de que en esta eliminatoria no van a llegar a tiempo.
El 3-1 de la ida siempre le da posibilidades, no olvidemos lo que le pasó al Barça, pero tengo la sensación de que los reds son ahora más vulnerables atrás. A Klopp siempre le ha costado dar con la tecla para equilibrar su presión intensa con la fiabilidad defensiva. El mejor Liverpool de los últimos años, ese que ganó Premier y Champions, triunfó por recibir pocos goles. Veremos si el escenario que se impone en Anfield es la carrera del Madrid o la presión del Liverpool.