Ha sido una final muy equilibrada. Lo que se esperaba antes de jugarla. Los derbis son así. Pero se ha llevado la Copa del Rey el que mejor ha jugado. La Real Sociedad ha tenido más el balón y ha estado más acertado a lo largo de los 90 minutos. El Athletic ha jugado con mucha voluntad, pero ha recurrido demasiado a los pases largos. Esto no les ha favorecido porque la defensa donostiarra ha estado muy atenta durante todo el juego, siendo muy sólida y no ha fallado.
En la primera parte, Íñigo Martínez tuvo la ocasión más clara de la primera parte, con un disparo desde fuera del área que sacó Remiro. Salvo ese momento, ha habido muy pocas jugadas de gol en general.
En líneas generales la Real Sociedad ha hecho un partido más dominador. Ha apostado por mantener su juego de creación, de tener más posesión del balón. Evidentemente el penalti marcó el devenir del encuentro. Todo se decidió en esa jugada.
El Athletic apostó por buscar demasiado a Iñaki Williams y a Raúl García, que tampoco han estado muy acertados. Esos pases al final beneficiaron al juego de la Real. Les ofreció la posesión, que ha sido muy grande con respecto al que dispuso el Athletic durante todo el encuentro.
Ha sido una final, un derbi en la que ha habido muy pocas ocasiones de gol. Tanto por un equipo como por el otro. Pero es evidente que la Real Sociedad ha creado algo más. Eso se vio en la jugada del penalti, que ha sido la más importante.
Oyarzábal definió desde los once metros a la perfección y los de Imanol Alguacil son campeones por méritos propios 34 años después.