Según la Fiscalía, se trató de «gritos de menosprecio hacia su persona, con la indudable intención de humillarle y lesionar su dignidad por motivos racistas». Concretamente, según la querella, la grada del Espanyol despidió al jugador gritándole «uh, uh, uh, uh», una onomatopeya que reproduce los sonidos emitidos por los monos y que, según la Fiscalía, «ha sido proferida en diversas ocasiones por grupos de aficionados de distintos países para menoscabar la dignidad de los futbolistas de raza negra».
La Fiscalía encargó una investigación a los Mossos d'Esquadra, que lograron identificar a los autores de los insultos tras examinar las imágenes de las cámaras de seguridad y gracias a la información facilitada por el RCD Espanyol sobre los titulares de las localidades de donde procedían los gritos. Las investigaciones policiales permitieron identificar a tres seguidores presuntamente relacionados con los insultos racistas, uno de ellos menor de edad. Los dos adultos identificados fueron citados en calidad de investigados ante los Mossos d'Esquadra: uno de ellos se acogió a su derecho a no declarar y el otro no acudió a la comisaría, como ha ocurrido hoy también ante el juez.