Deporte en femenino

Xosé R. Castro

DEPORTES

AFP7 vía Europa Press

08 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Son innegables los avances realizados por el deporte femenino en los dos últimas décadas, pero la igualdad todavía queda lejos. En sueldos, en repercusión y en incidencia. Los clichés siguen instalados en el deporte, la discriminación positiva no existe y la conciliación no deja de ser noticia. Mala cosa.

Para comenzar, nadie le añade el apellido masculina a Primera División, algo que aparece en otras categorías de disciplinas femeninas. Tampoco existen categorías profesionales como tales en deportes tan populares como el baloncesto ni en el balonmano, por mucho que sus jugadoras sí lo sean a todos los efectos. El fútbol lo será a partir del próximo curso, pero el primer paso debe ser contar con una independencia económica que a día de hoy parece difícil, especialmente en el escenario de crisis actual.

Tampoco existe ninguna campaña de discriminación en positivo para impulsar las disciplinas con mayor arraigo entre el sector femenino por parte de las instituciones y solo la iniciativa desde alguna empresa privada le ha dado un impulso en los últimos tiempos. Eso sí, para sus principales categorías como reclamo, pero la pirámide del deporte femenino presenta muchas más grietas que el masculino, que ya no son pocas.

¿Y la conciliación? Sigue siendo un tema pendiente. Cada vez que una deportista acude con su hija a entrenar, resulta noticiable, cuando debería formar parte de la normalidad más absoluta. Igual que si lo hace su padre. Menos mal que aquellos tiempos en donde el embarazo era motivo de despido por contrato parecen haber quedado en un plano residual.

Pero no es suficiente. La equiparación total más que un derecho debe ser una cuestión de normalidad.