Rebeca Mariño, la gallega que arrasa en las carreras de montaña sobre nieve

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Tras ser madre y solo dos meses después de descubrir el polvo blanco, la deportista boirense ganó Copa de España de snowrunnig

23 feb 2021 . Actualizado a las 10:37 h.

En diciembre del 2020, todo el contacto que Rebeca Mariño (Boiro, 1983) había tenido con la nieve se ceñía a un gélido invierno en Palma de Mallorca y algún viaje internacional en el que vio caer algunos copos. Nunca había ido a ninguna estación de esquí. Mucho menos, practicado cualquier deporte de invierno. Dos meses después, la gallega aprendió a desenvolverse en este nuevo terreno y conquistó la Copa de España de snowrunning, competición que consta de un circuito de cuatro pruebas. Ganó una, fue segunda en otra y bronce en la tercera.

En aquel mes de diciembre, estaba viviendo su primer invierno completo en Elizondo, capital del novelesco valle de Baztán. Después de retirarse de la alta competición en taekuondo (fue campeona de España y medallista internacional), en el 2016 se había iniciado en el mundo del atletismo, corriendo por las montañas de Mallorca, en donde residía. Cuatro años después, tras haber sido madre, quería seguir practicando, en esta ocasión por las montañas navarras.

Buscó por Internet pruebas y se encontró que lo más cercano que había eran competiciones de snowrunning (carreras de montaña sobre nieve). Sin saber muy bien lo que era, le atrajo la idea y decidió probarse a sí misma.

Así fue cómo un buen días se enfundó su ropa de entrenamiento y sus zapatillas. Y se lanzó a un monte que, a diferencia de los baleares o gallegos, rebosaba nieve. Así que su estreno no pudo ser más desafortunado: «Las zapatillas no eran de gore-tex ni nada. No llevaba crampones (suela de tacos), ni ropa adecuada... Pillé una pequeña hipotermia. Pero no me rendí», recuerda.

La experiencia, aunque accidentada, le gustó, así que no dudó en apuntarse a la primera prueba que encontró por las cercanías: la Larra Belagua. «Mi intención era apuntarme en la popular reservada para los aficionados. Pero Hugo, mi marido, me animó a federarme y, una vez que la disputaba, hacerlo así. Yo solo quería competir. Sin meta alguna. Iba a ser mi primera experiencia, así que decidí probarme antes en la prueba de Leitariegos. Solo por percibir sensaciones y practicar».

Camino de Leitariegos

Hasta llegar al puerto astur-leonés, la gallega tuvo que adaptarse a la nueva disciplina. Comprar material, aprender a andar y correr con crampones y, en definitiva, realizar una preparación acorde al deporte que iba a experimentar.

Licenciada en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y con una dilatada trayectoria tanto como taekuondista como a nivel de entrenadora, Rebeca Mariño fue aprendiendo de su propia experiencia. Apoyada a distancia por Dani Salas, un preparador físico mallorquín, que corre ultratrails, el método eurístico fue su mejor aliado.

Por si los inicios no fueran lo suficientemente complicados, a la boirense se le añade su condición de madre de un pequeño de dos años y medio llamado Martín. Así, su preparación está muy condicionada por los horarios del niño. «Me entreno alrededor de una hora y media al día. Tampoco me queda mucho más tiempo. Esto de correr es una afición, así que hay que ir robando horas al día. Y, con un niño pequeño, pues está claro que no es fácil».

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Solo tres entrenamientos

De esta manera y con apenas tres entrenamientos sobre nieve, Rebeca se plantó en Leitariegos. La prueba consistía de dos vueltas a un circuito en el que el viento soplaba de lo lindo. «Salí con muchas precauciones porque no sabía lo que me iba a deparar aquello. Iba tercera y vi que me encontraba bien, por lo que pensé en meterle más ritmo en la segunda vuelta. Sin embargo, mi sorpresa fue cuando decidieron acortar la carrera y dejarla en la mitad». Un tercer puesto que, visto su rendimiento, le supo a poco. Pero que no había imaginado antes de competir. Y eso que no portó bastones —«me falta práctica para usarlos», reconoce— y tuvo que ajustarse los crampones con esparadrapo. «Verme era un cuadro», se ríe.

Verse en el podio la animó a apuntarse a más pruebas de este circuito oficial. La segunda era en Sierra Nevada y quedaba descartada, pero sí que se propuso ir a la cuarta. Sabía que para la Copa le llegaba con competir en tres y se inscribió también en La Covatilla, que se disputó el pasado fin de semana. «Pero ya era tarde, así que me quedé en lista de espera. Si no hubiera bajas, no habría podido competir y no habría ganado el título».

Antes, le tocó competir en casa (tiene licencia navarra) y ganó la Larra Belagua, también contra pronóstico, lo que le valió para proclamarse campeona autonómica. Y eso que desde Leitariegos ya no pudo entrenarse más con nieve. Con este éxito ya aguardó impaciente la confirmación de que podía competir en La Covatilla. Sabía que no era la mejor en cuanto a técnica —«sí que tengo una base de trail, pero nada que ver con la nieve, así que me fui adaptando», explica—, pero su espíritu competitivo era algo que jugaba a favor: «Esto es una afición, pero cuando me pongo a competir... Ahí ya lo doy todo», comenta.

Y en la montaña bejarana superó a sus rivales —la principal, la varias veces campeona nacional Nuria Domínguez—, hizo segunda y se proclamó campeona de una Copa de España de carreras de montaña sobre nieve con la que nunca había soñado.

De esta manera, solo dos meses después de conocer la nieve, una gallega de mar, se superaba a sí, misma, vencía el frío y demostraba que cuando hay condiciones, no existen las limitaciones.

Campeona nacional de taekuondo, mundialista y seleccionadora balear

Aunque ganar la Copa de España de snowrunning le cogió por sorpresa, para Rebeca Mariño no es una novedad triunfar en una disciplina deportiva. Lo hizo en numerosas ocasiones en taekuondo, el deporte que la hizo internacional absoluta con España. Campeona nacional, disputó varios Europeos y Mundiales, amén de lograr diferentes medallas en trofeos oficiales internacionales. Como entrenadora, fue seleccionadora balear y técnico también de la federación española en categorías inferiores. Una vez retirada, se introdujo en el atletismo, principalmente carreras de montaña y pruebas populares, apuntándose varios triunfos.