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Kevin Jairaj | REUTERS

Doncic será titular por primera vez en el All-Star gracias al voto de los aficionados

19 feb 2021 . Actualizado a las 17:47 h.

Hablamos de América, aunque en realidad nos refiramos exclusivamente a Estados Unidos. Es uno de los logros que su hegemónica posición mundial ha logrado. América hasta en la sopa. Uno puede ser de Laracha, Ribeira de Piquín o Castro Caldelas, no haber salido jamás de Galicia y aún así tener una idea más o menos formada de cómo debe de ser Texas y cómo son los texanos. Tradición, vaqueros, silla eléctrica, políticos conservadores y buenos hospitales para luchar contra el cáncer. Ese es, a grandes trazos, el tópico. El sambenito que les toca. A un texano se le vincula fácilmente con una semiautomática, igual que en Madrid a un gallego le hablarán de vacas por mucho que él viva en el centro A Coruña o Vigo.

Aunque su capital es Austin, sus dos grandes ciudades son Houston y Dallas, que son además las dos que tienen equipo de baloncesto junto a San Antonio. Dallas —también conocida en Europa por ser un importante enlace aeroportuario de vuelos internacionales— tiene a los Mavericks, donde juega Luka Doncic. Un chico esloveno que se ha colado —otra vez y con más fuerza— en la corte de la NBA. Los aficionados, que son los que le han votado mayoritariamente, han preferido ver a Luka Doncic en el equipo titular del All-Star antes que a estrellas consagradas como Damion Lillard o Donovan Mitchell, que tiene a sus Utah Jazz como el mejor equipo de toda la Liga.

Como es lógico, Luka Doncic es el ídolo local en Dallas. No solo es una talento total para el baloncesto, sino que también se adapta al estereotipo de aficionado de la franquicia, y el estado. El American Airlines Center, el pabellón local, es una representación micro de la ciudad. Y en él, un chico blanco hace disfrutar a la segunda afición de la NBA con mayor porcentaje de voto al partido republicano —solo por detrás de Memphis Grizzlies— siendo la continuación de la idea que representaba Dirk Nowitzki en el parqué: un jugador europeo pulido al estilo texano que logró irrumpir en el intocable dominio negro de la Liga.

No hubiese tenido mayor mérito que su gente de Dallas le votase en masa para el All-Star que se celebrará en Atlanta el próximo 7 de marzo tras mucho debate sobre las conveniencias o no de realizarlo. Sí lo tiene que haya sido el resto de Estados Unidos (o América) el que haya apostado por un extranjero por delante de estrellas con pedigrí estadounidense.

Otro éxito

Ya bajo la lupa con la que se mira a las estrellas, se habló de Luka Doncic al principio de esta temporada. Sobre su aspecto físico, que parecía haber cuidado menos de lo necesario durante el verano. Pero, pese a que los Mavs comenzaron con muchas dudas y aún hoy continúan fuera de los puestos de play-off, el jugador seguía firmando actuaciones memorables —casi siempre próximas al triple-doble— aunque arrastrando peores porcentajes desde el tiro exterior.

Pero es que Luka, además de talento, tiene carisma. Cae bien. Ser muy simpático —al igual que ser muy desagradable— ayuda para convertirse en una súper estrella de la NBA. Si el baloncesto acompaña, claramente.

Los votos de los aficionados han sido decisivos para su elección. El exmadridista fue menos votado por sus compañeros y por la prensa que Lillard, pero el 50 % del peso de los votos populares le han brindado la titularidad. Otro paso de gigante en su carrera. Si en su año de novato estuvo a punto de colarse en el All-Star (una meta que solo unos pocos elegidos han logrado), en su segundo estuvo presente en el partido de las estrellas. En su tercer asalto a la Liga ya es titular, pese a que probablemente Lillard se haya mostrado más decisivo. Su acompañante en el puesto de base en el Oeste será Stephen Curry. A ese nivel está. Los suplentes se conocerán el próximo martes.