Una clásica hacia Mos y luchar contra el reloj en Santiago

DEPORTES

La Vuelta se decidirá en Galicia en un recorrido atractivo con Asturias como juez

11 feb 2021 . Actualizado a las 22:18 h.

La Vuelta a España se empieza a asentar en el consenso. Y eso no es fácil en el mundo de la bicicleta. Todo el mundo estuvo de acuerdo en que los colores del otoño le sentaron de maravilla a la carrera española, reubicada en el calendario por obligatoriedad el año que estalló la pandemia. Y para el regreso al mes de agosto en el 2021, esta vez es el recorrido que presentó la organización el que hace coincidir a los aficionados. Café para todos. Esprínteres, clasicómanos, escaladores. Todos tendrán su momento en su viaje por la geografía española. Los más perjudicados serán los especialistas contra el reloj, con poco más de 40 kilómetros para lucirse repartidos en dos etapas: un prólogo en Burgos para homenajear a la catedral y -como debe ser-, una contrarreloj para cerrar la tercera grande del año. En un pelotón cada vez más igualado, el recorrido diseñado por Javier Guillén parece preparado para deparar emoción hasta la última semana. Justo cuando la carrera llega a Galicia.

El terreno gallego

Tres etapas, las tres últimas de la carrera, atravesarán Galicia de camino a la plaza del Obradoiro. Los ciclistas llegarán desde Asturias para arribar en Monforte de Lemos en una jornada de media montaña que perderá desnivel tras coronar el Alto de Barbeitos, ya en territorio lucense. Serán casi 190 kilómetros con las piernas de los corredores ya temblando tras una excursión de dos días terrorífica por la cordillera Cantábrica.

Y luego Pontevedra. De Mos a Sanxenxo en una etapa de 173 kilómetros y pico con perfil de clásica. «Rompepiernas y terreno comanche como decimos por aquí. No tiene puertos de dificultad, la Vuelta debería venir decidida ya de Asturias, pero tal y como está el ciclismo de igualado puede decantarse en la crono de Santiago. Pero cuidado con la etapa de Sanxenxo, que si se va rápido puede ser durísima», dice Evaristo Portela, director del equipo ciclista Froiz y que conoce bien el terreno.

Lo que habrá a esas alturas serán nervios, que afectarán seguro al ritmo y a las estrategias antes de la contrarreloj decisiva. De Padrón a Santiago, como en el 93, en la que Suso Blanco Villar -nacido en Rois y director de equipo en Padrón- finalizó con el 18.º mejor tiempo. «La de este año es parecida a aquella, la del 93 acabó en el monte do Gozo y esta en el Obradoiro. Me comí ese camino muchas veces», explica con ganas de ver cómo la nueva y prometedora hornada del ciclismo se desenvuelve sobre el firme gallego.

El estreno de un titán asturiano, primo hermano del temido Angliru

La Vuelta a España ha cedido este año en la que venía siendo una de sus señas de identidad, los exagerados finales en alto. Atractivos para la televisión, denostados por muchos ciclistas y poco decisivos para la general. El recorrido de la 76.ª edición de la prueba apuesta por subidas que podrían haber sido dibujadas por las manos del Tour, con escaladas prolongadas y encadenadas, más del gusto de los ciclistas. Aunque, a al pelotón, las dosis de explosividad en algunas rampas no se las quita nadie. Habrá una importante ración montañosa pese a la no comparecencia de los Pirineos, la gran cordillera. A cambio, montaña en la sierra del Maigmó (Alicante), montaña en Murcia o la escalada a Pico Villuercas -el pico más alto accesible por carretera de Extremadura y cota máxima de los Montes de Toledo- o las tortuosas cimas entre Cáceres y Ávila.

Tortura asturiana

Pero si algo aparece en el horizonte al hablar de montaña es Asturias. Primero con una etapa larguísima —más de 180 km— para ascender a los Lagos de Covadonga. Serán 5.000 metros de desnivel, un puerto de tercera, dos primeras y la ascensión final de categoría especial. Los ciclistas tendrán que aprovechar los kilómetros de carretera entre ascenso y ascenso. Será el primer plato.

La Vuelta del 2021 servirá para la puesta de largo de un coloso que reclamaba protagonismo en la carrera, el alto del Gamoniteiru. Se trata de un ascenso inédito de 15 kilómetros al 10 % de pendiente con un desnivel acumulado «pocas veces visto» en la carrera según la organización.

Antes de semejante coloso, que promete ser una nueva aportación de la montaña asturiana al imaginario ciclista español tras el Angliru en el 99 y los Lagos de Covadonga en el 83, el pelotón se enfrentará al clásico enlazado San Lorenzo-Cobertoria (ambos de primera categoría) y el Cordal (de segunda).

No será un seguro, pero sí es cierto que quien se imponga en la incursión asturiana tendrá mucho ganado antes de rematar la carrera en Galicia.