En un año marcado por el covid, la NFL ha conseguido contra todo pronóstico sacar adelante esta temporada y llegar a la Super Bowl. No sin dificultades, pero llegamos, que es lo importante. Una vez aquí toca hablar, cómo no, del mejor partido del año.
Podría decir —y no estaría mintiendo— que a este partido llega el mejor ataque de toda la Liga. Los Chiefs, actuales campeones, ya contaban el año pasado con un arsenal casi infinito de armas. Este curso han incorporado a Leveon Bell (desde la agencia libre) y a Edwards-Helaire (vía draft) para hacer de su ataque uno de los mejores —si no el mejor por talento— de toda la historia. Sí, han leído bien: de la historia. Nombre a nombre, creo que ningún ataque ha tenido el talento que hoy por hoy aglutina el equipo de Kansas City.
También podríamos decir que enfrente tendrán a la mejor defensa, con un front seven demoledor a la altura de defensas tan legendarias como el Telón de Acero de los Steelers en los setenta o los Ravens de Ray Lewis. Agresiva, potente, virtuosa cuando se trata de detener la carrera rival y valiente. Por encima de todo, muy valiente. Se encarga de dirigirla Todd Bowles, que pide a gritos un puesto de primer entrenador en cualquier equipo.
Todo esto es cierto y aun así se queda en poco. Porque en este partido tendremos frente a frente a dos súper estrellas, dos autenticas bestias como son Patrick Mahomes y Tom Brady. En el partido no solo estará en juego el anillo de la Super Bowl como todos los años, también la corona de la NFL.
Por un lado está Mahomes. Con solo 25 años, talentoso como pocos se han visto a su edad y ya campeón de un anillo, quiere dejar claro que su tiempo ha llegado. Un nuevo tipo de jugador capaz de hacerlo todo e improvisar en caso de que todo salga mal. Considerado por muchos analistas como imparable, solo ha perdido un partido en play-off. ¿Adivinan contra quién?
Tom Brady es el veterano. El, para muchos, mejor jugador de todos los tiempos. Después de jugar 20 años en los Patriots, en su primer año en Tampa lo vuelve a hacer. No solo es el jugador que más veces ha llegado a este partido (10), el que más lo ha ganado (6) y uno de los cuatro quarterbacks que la han jugado con dos equipos, sino que además va a ser el primero en jugarla en su estadio.
Puede que para alguno esto sea una frikada pero yo, más que como una final, veo este partido como un intento de sucesión al trono. El príncipe que se ve capacitado y con lo que hay que tener contra el rey. Aquel que ha gobernado con mano de hierro durante las últimas dos décadas y se resiste a hacerse a un lado. Una lucha casi fratricida en la que se decidirá el presente y quizá el futuro del reino. Pues la corona solo puede tener un dueño.