Sin embargo, fumo...

Francisco Narla

DEPORTES

Santi M. Amil

11 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Es un hecho demostrado e incontestable, las poblaciones de salmónidos en todo el mundo están sufriendo un declive, tienden a desaparecer.

Los más pesimistas creen que ya no hay vuelta atrás, que se ha cruzado un umbral desde el que no es posible recobrar lo perdido.

Como amante de la naturaleza y de los ríos, lo que probablemente debería hacer es dejar a esa naturaleza y a esos ríos en paz. De hecho, moralmente me cuestiono si debo o no debo pescar, pero no puedo evitarlo. Creo que, como escribió Norman Maclean, estoy embrujado por las aguas.

Supongo que, si realmente amase los ríos y la naturaleza, supongo entonces que no debería pescar, como tampoco debería fumar. Sin embargo, fumo, y sin embargo, pesco. Sin muerte, pero pesco.

Quizá no deberíamos pescar, sin más, y quizá tampoco deberían hacerse safaris fotográficos. Ni observar a las ballenas, o a las aves. Ni mucho menos ver documentales sobre leones de la sabana africana. Quizá deberíamos encerrarnos en casa y vivir a través de Internet, no interferir en absoluto con la naturaleza.

O quizá deberíamos asegurarnos de acabar con nosotros mismos como especie, al fin y al cabo, está más que demostrado que los humanos somos el cáncer de este planeta.

Hay quien lo propone, hay quien opina que la única solución es que desaparezcamos.

Escucho y leo tantas opiniones radicales. Hoy en día todo el mundo se cree con la razón por el mero hecho de tener disponible un altavoz.

Yo no intento tener la razón. No sé cuál es la solución para recuperar nuestros ríos.

Mi tío fue molinero, vivió a pie de río toda su vida, y recuerdo sus historias. Salmones que remontaban los afluentes del Miño, anguilas que llenaban sacos, truchas tan grandes que se zampaban patitos de un bocado. Hubo un tiempo en que nuestros ríos eran mucho más de lo que son. Lo sé, yo vivo en ese mismo río donde mi tío pescaba salmones… Hace años que no se ve a uno de esos majestuosos peces remontando las crecidas invernales.

Yo no sé cuál es la solución para vivir de nuevo en aquellos recuerdos. Lo que sí sé, con total seguridad, pese a las inquietantes posibilidades de bilocación que asoman en la física cuántica… Lo que sí sé, es que una trucha que está en la sartén no puede estar en el río.

Yo no sé cual es la solución; quizá encerrarse en casa y vivir a través de Internet.

Pero estoy embrujado por las aguas. No sé vivir sin el río.

Y prefiero a las truchas nadando en sus aguas que en el aceite caliente de una sartén.

Sí, ya sé que molesto, que debe ser una faena, que se sentirán vilipendiadas y defraudadas, como narraba Wenceslao Fernández Flórez en su maravilloso bosque animado.

Quizá no debería pescar. Quizá no debería fumar. Sin embargo, fumo. Sin embargo, pesco. Sin muerte.

Francisco Narla es aviador, escritor y, sobre todo, pescador.