Alberto Mirás, capitán del Santiago Futsal: «Para compatibilizar el fútbol sala y Medicina la clave es anticiparse»

DEPORTES

Sandra Alonso

Con 19 años, está en su segundo curso de la carrera y el tercero en la categoría de plata

27 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A sus 19 años, Albertito ya tiene bagaje para que le vayan llamando don Alberto. Está ante su tercera campaña en Segunda División, es uno de los capitanes del Santiago Futsal, cursa segundo de Medicina en la USC, sabe lo que es el covid-19 con síntomas y puede con todo. Habla como juega, con tranquilidad, sin artificios, tratando de optar siempre por la opción más lógica.

Es tan joven que no recuerda la etapa gloriosa del club, bajo la denominación Lobelle de Santiago, cuando llegó a conquistar la Copa de España más cara de la historia, en el 2006 en Zaragoza. Pero acuna un sueño, poder jugar algún día en la máxima categoría con el equipo en el que ha crecido. «Pero cada uno tiene que vivir el momento que le toca, y ahora es Segunda», apunta.

Lo de la crianza es literal, porque ingresó en la cantera con apenas diez años, un poco por casualidad: «Recuerdo que desde los cuatro años siempre me gustó jugar al fútbol. Y no sé por qué, ya que en casa no son futboleros. Mi mejor amigo de aquel entonces estaba en un equipo que no iba a seguir, me dijo de ir a probar al Santiago, me animé...».

Y hasta hoy, porque ha pasado por todas las categorías hasta afianzarse en el primer equipo. Acepta con orgullo que lo identifiquen como un representante de la marca Santiago Futsal: «Puedo entender que sea un referente para otros chavales, porque son muchos años en el club. Aquí crecí como jugador y como persona. Se preocupan también por los valores. No hay más que ver a Dani Blanco, que estuvo unos años fuera y que ha vuelto. Que vean que se puede llegar al primer equipo es importante. Pero tanto como ser un emblema.... Tanto no creo».

El colectivo de David Rial entrena con la misma dedicación que cualquier club profesional. Son muchas horas a la semana que le tiene que sacar a los estudios, pero se organiza.

La bata le ganó al cartabón

Con la carrera le pasa, un poco, como con el fútbol sala: los acontecimientos lo llevaron ahí. Recuerda que su primera intención apuntaba en otra dirección: «Quería ser profesor de matemáticas, como mis padres. Pero mi tía es médica, me empezó a interesar esa opción y tuve la suerte de poder entrar».

Su manera de jugar y de desenvolverse tiene mucho de matemático, por el orden, por la manera de descifrar los problemas que se van presentando: «Hay tiempo para todo. Para compatibilizar el fútbol sala y Medicina la clave es anticiparse, tratar de llevar las cosas al día. Si lo dejo para el final, sería imposible».

Así es una jornada tipo en el día a día de Alberto: «Me levanto sobre las 8.30 para ir a clase. Ahora son semipresenciales, normalmente on line. Por la mañana estudio lo que puedo, como, voy a entrenar, vuelvo, y otra vez me pongo con los libros».

Es un plan de vida llevadero que se complica en épocas de exámenes y, sobre todo, cuando le toca, además, viajar el fin de semana: «Son los peores momentos, y al final lo notas tanto en los partidos como en las clases. Por eso la clave es anticiparse».

Buenos resultados

Reconoce que alguna vez se le pasa por la cabeza si no sería conveniente aflojar: «Son bajones, lógicos». Y no van más allá. De hecho, el balance, hasta la fecha, es bueno. Aprobó todas las asignaturas del primer curso excepto una, circunstancia que califica como «un fallo técnico».

«Con el covid-19 lo pasé mal, por mis padres y la familia, afecta a la gente que quieres»

El futuro doctor Alberto Mirás conoce de primera mano el contagio por el coronavirus. Es uno de los jugadores del Santiago Futsal que superó la infección, el primero que notó síntomas. Lo recuerda bien: «Tuve dos días fiebre. El primero estaba con mucho cansancio muscular y dolor corporal. A los dos días me encontraba ya mucho mejor».

Pero no fue eso lo que más le dolió: «Lo pasé muy mal por mis padres y la familia, afecta a todo el que te rodea. Mis hermanas tuvieron que estar en cuarentena, pensaba en que si mis padres lo cogían sería complicado... Afecta a todo tu círculo cercano, a toda la gente que quieres». Al final el padre también se contagió, pero lo superó igualmente bien.

No se atreve a hacer un pronóstico respecto a lo que podrá pasar en un futuro inmediato, ahora que se acercan las fiesta navideñas: «Habrá gente de todo tipo, gente que tome más precauciones, más cuidados, y otros que piensen que es una gripe más. Pero no es una gripe más».

Sin duda, él se alinea en el bando de los «precavidos» y no deja de insistir en que no es tanto por lo que le pueda pasar a quien se contagia cuanto la facilidad con la que se propaga este tipo de coronavirus. En su caso, una vez superado, espera estar inmunizado y no ser transmisor. Lo que cíclicamente le viene encima son esas etapas que reconoce como más complicadas, las de los exámenes.