Las lesiones y el coronavirus ponen en jaque a la Liga

Óscar Bellot COLPISA

DEPORTES

AFP7 vía Europa Press

Rodrygo es el último de una lista de damnificados por el calendario

26 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ver a un futbolista echarse mano a la pierna y solicitar el cambio se ha convertido en una imagen recurrente desde que comenzó la temporada. El último, el jugador brasileño del Real Madrid Rodrygo Silva de Goes, que se lesionó el pasado martes en el partido de la jornada 15 ante el Granada (2-0). Esprintó con Foulquier y pronto notó la dolencia. Se echó al césped y fue sustituido por Marco Asensio apenas a la media hora del arranque. Sufre una lesión muscular, que ha afectado al bíceps femoral derecho, y que le mantendrá alejado de los terrenos de juego durante un tiempo prolongado.

 En las primeras once jornadas de LaLiga Santander se reportaron 250 percances entre lesiones y bajas motivadas por el coronavirus, según la base de datos ProFootballDB. El 42,4% de estos partes registrados hasta el 30 de noviembre fue de índole muscular, lo que apunta al profundo efecto que la acumulación de partidos y la ausencia de tiempo suficiente para llevar a cabo una recuperación en condiciones está teniendo sobre el castigado físico de unos jugadores que tienen que disputar más encuentros que nunca en menos tiempo, con el lastre añadido de no haber dispuesto de una pretemporada al uso.

La situación inquieta, y mucho, a los protagonistas del negocio. Técnicos habitualmente flemáticos como Zinedine Zidane han dado la voz de alarma. «El calendario es demasiado. Yo pienso en la salud de los jugadores. No paran nunca. Hay muchos equipos que están viviendo lo mismo. Estoy preocupado», dijo hace unas semanas el entrenador del Real Madrid. Ronald Koeman fue más lejos. «Estamos matando a nuestros jugadores», manifestó el preparador del Barça. «Con este calendario tan apretado tendríamos que tener 35 jugadores», arguyó Diego Pablo Simeone, rector del Atlético.

Sus plantillas se han visto golpeadas con crudeza por el frenético ritmo de competición, pero la situación de los grandes ni mucho menos es una excepción. En el Granada, sin ir más lejos, fueron baja por motivos médicos 18 de los 25 componentes de su plantel en un momento u otro hasta la jornada 13, lo que ha afectado al rendimiento de un conjunto que pisa por primera vez Europa y en el que la covid-19 hizo estragos, hasta el punto de que acabó el choque contra la Real Sociedad con solo cuatro miembros del primer equipo, cuando la normativa exige un mínimo de cinco.

La situación de los nazaríes contrasta con la de un recién ascendido como el Huesca, en el que solo cayeron cinco jugadores hasta esa misma jornada. Hasta su entrada en liza en la Copa del Rey, la escuadra oscense solo estaba implicada en una competición, lo que redujo su carga de minutos respecto a los equipos que participan en torneos continentales. Un dato seguramente determinante para explicar su menor porcentaje de lesionados.

A peor «Un índice mayor de partidos conlleva un índice mayor de lesiones. Hay alrededor de diez veces más probabilidad de lesionarse durante un partido que durante un entrenamiento», explica el doctor César Quesada, especialista de la clínica de excelencia FIFA Ripoll y De Prado Sport Clínic. El también jefe de los servicios médicos del Elche considera que es muy probable que en los equipos habituados a jugar dos partidos por semana, los equipos UEFA, «no se esté produciendo un aumento de lesiones» en cuanto a ratio por mil horas de partido o por mil horas de entrenamiento, pero sí está «aumentando el número de actividad», por lo que «si se sigue manteniendo, a nivel global, el número de lesionados va a ser mayor».

El doctor Quesada resalta que, a diferencia de otras campañas en las que el inicio de la competición venía precedido de semanas de pretemporada, en esta se produjo un aumento brusco de actividad a un altísimo nivel, lo que configura dos escenarios posibles: «O un aumento de la exigencia y, por lo tanto, más probabilidad de lesiones, o un descenso del rendimiento». A falta de datos más consolidados, el galeno estima que esto no se ha producido aún, pero puntualiza que lo normal es que «a medio plazo se vayan produciendo más lesiones».

La vorágine de choques no es el único elemento diferenciador de este curso. Lo es también la causa de ese vértigo competitivo: la pandemia que ha sacudido el mundo. El coronavirus ha alterado rutinas y dejado en el dique seco a figuras como el rojiblanco Luis Suárez o el madridista Eden Hazard. El doctor Quesada advierte de que hay que ir con cuidado a la hora de reincorporar a los jugadores que hayan sufrido la covid-19, por si se producen secuelas. «Ya se han reportado informes por alteraciones de la coagulación y posibles enfermedades asociadas a la coagulación. Sabemos que en muchos pacientes hay posibilidad de trombosis, de embolias, etc. Si un futbolista tiene una secuela pulmonar, puede reducir el rendimiento durante mucho tiempo», explica.

Mayor equilibrio El especialista de la Clínica Ripoll y De Prado ve positivas algunas de las medidas puestas en marcha para amortiguar la carga de minutos, como el paso de tres a cinco cambios por partido. «Puede beneficiar para que haya menos lesionados», considera. «En el fútbol nos tenemos que acostumbrar a hacer más rotaciones, es posible que hagan falta también nuevas reglas... Pero lo que está claro es que un jugador no puede aguantar estar jugando permanentemente miércoles-domingo, miércoles-domingo», indica.

El jefe de los servicios médicos del Elche pone el foco por último en el mayor equilibrio en la tabla que puede estar causando la diferente carga de partidos existente entre aquellas escuadras que juegan en Europa y las que no lo hacen. «Hasta el año pasado, un equipo jugaba en Champions cada dos semanas o cada tres y ahora están jugando todas las semanas. También ocurre en la Europa League. Ahí hay un grupo de siete equipos con un esfuerzo competitivo muy grande. Además hay jugadores internacionales que tienen que desplazarse para jugar prácticamente tres partidos en una semana, con viajes muchas veces muy grandes, y se nota que esos jugadores regresan con muchas dificultades para recuperarse de esos partidos y viajes», señala el doctor Quesada. «Si los equipos grandes, con grandes plantillas, jugaran solo una vez por semana contra equipos pequeños, la diferencia sería más clara», remacha.