Carlos Martínez: «El 3x3 es un deporte de consumo rápido, lo que se demanda ahora»

DEPORTES

Dejó el formato clásico de su deporte, formó un club y tiene un curioso «pódcast»

19 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Carlos Martínez (A Coruña, 1996) es, ante todo, un tipo listo. Y, además, juega al baloncesto. Tras destacar desde la base, de ser uno de los nombres propios de la generación gallega del 96, en su trayectoria la etiqueta de «promesa» ha pesado.

Hasta la pasada temporada, era uno más del grueso de jugadores de la LEB Oro. Un secundario del Leyma, surgido de la cantera del club y moldeado en las categorías inferiores de Baskonia —llegó a debutar en ACB—. Volvió a la disciplina naranja tras curtirse en Araberri, Alicante, Oviedo o Clavijo, pero en la pasada campaña, la de la pandemia, su progresión se vio cortada en A Coruña por la falta de minutos. Este verano, el club le comunicó que prescindía de sus servicios. Fue decisión del Leyma, no suya, y no pierde el tiempo en adornarlo. «Cuando el Básquet Coruña me contacta y me cuentan que no quieren contar conmigo, hablo con mis representantes, entre ellos Jaime Alonso, que me dice que tiene un proyecto en mente, que ve una oportunidad naciendo en el 3x3 y que está pensando en hacer algo. Me dijo si quería desarrollarlo de manera conjunta», explica.

Existen muchas formas de afrontar una separación de caminos. Carlos se saltó el duelo. Se fue a Onil (Alicante) a reinventarse en el baloncesto 3x3 —del que por cierto ya es internacional absoluto con España—, un deporte que debutará como disciplina olímpica en Tokio. Junto a sus cuatro nuevos compañeros creó el Onil 3x3, el primer club profesional dedicado en exclusiva a esta modalidad de baloncesto en todo el país.

«La idea que teníamos en mente ha evolucionado hasta hacer un equipo de 3x3 profesional pero gestionado de una manera autónoma. Funcionamos como empresa y también como club deportivo», expone Carlos, que ha estado trabajando desde el verano para crear unos cimientos sólidos en la organización a la espera de que la modalidad termine de despegar: «En España está todavía muy en pañales —explica—, pero a nivel internacional crece. No hay una competición o una Liga como las que podamos estar acostumbrados. Hay algo parecido a lo que vemos en el tenis. Circuitos y torneos a nivel mundial a diferentes niveles. Esta es la forma que ha implantado la FIBA». Aquí, los buenos son la vieja guardia del baloncesto europeo. Serbia, Lituania y compañía. «El 3x3 ha calado fuerte donde hay muy buen nivel de baloncesto, pero sus ligas locales no son tan prestigiosas como pueda ser la ACB. Hay jugadores que son profesionales, hay equipos por Europa que se dedican solo a esto y se ganan muy bien la vida», explica Carlos, que mira atentamente a lo que pasa en esa parte de Europa.

Reinventarse otra vez

A Carlos Martínez ya se le conocían varias caras. La de alero que llegó a disputar Euroliga, la de amante de la magia —que practica— o la de graduado en márketing y comercio internacional. Como es un tipo listo, se ha empapado de todo para ver triunfar el proyecto Onil 3x3, desde hábitos de consumo de masas a economía aplicada al deporte. «El 3x3 es un deporte de consumo rápido. Creo que a las nuevas generaciones, y a todos en general, nos gusta cada vez más consumir más rápido: TikTok, Instagram... Este deporte, su formato, lo permite. Es espectacular, disruptivo y está creciendo».

No es lo único en lo que anda metido, aunque sí lo más llamativo ya que le ha llevado a su primera convocatoria con la selección nacional absoluta hace apenas unos días. Carlos se ha lanzado también a explorar el mundo del podcasting. «Soy una persona que leo mucho y, desde hace un tiempo, también escucho muchos pódcast. Subrayo los libros, visito un montón de blogs, veo vídeos de YouTube... Al final hay muchas formas de aprender y me gustó la idea de aprender enseñando, compartir conocimiento de manera gratuita», comenta. Por eso se lanzó con Interés Compuesto, un pódcast difícilmente definible que trata temas que van desde el baloncesto a las criptomonedas. Lo guioniza, graba y edita él solo: «Soy bastante reservado a veces, me costó, pero cada vez me va gustando más. Mientras me lo pase bien lo seguiré haciendo».