Los clubes acusan el golpe económico de la pérdida de patrocinios y sobreviven ante el trasiego de las licencias entre disciplinas

Pablo Gómez Cundíns
Periodista con más de dos décadas de experiencia en información deportiva y gastronómica.

Más de ocho meses de pandemia no han podido horadar la solidez del deporte coruñés. Si bien es cierto que los clubes han acusado el duro golpe y muchos de ellos temen los efectos a medio plazo (bien entrado el 2021) del cese de actividad, las entidades deportivas de A Coruña y su área de influencia han demostrado ser un ejemplo de resiliencia. Desde marzo, han sabido esperar y reinventarse, buscar salidas económicas a la drástica reducción de ingresos por patrocinios (los pequeños inversores proceden, en su mayoría, del sector hostelero) y adaptarse al nuevo flujo de masa social, en el que aficionados y deportistas buscan actividades y entornos sanitariamente más seguros o menos restringidos. Estos son algunos de los ejemplos de supervivencia en el deporte coruñés:

LEYMA CORUÑA

«Nunca se ha hablado de la ayuda al deporte»

Ha conservado el grueso de sus patrocinios, aunque acusa un descenso en los vinculados a la asistencia de público a los partidos. «Sabemos que volverán a estar con nosotros», avanza su vicepresidente, Juan Carlos Fernández Herrero. También relacionado con ese aspecto, el club frenó la campaña de abonos. Conserva el número de licencias de base, «tras un descomunal esfuerzo organizativo, que implica coste en recursos humanos, logísticos, materiales y de instalaciones, sumados a la gran colaboración de las familias», explica. «Nunca se ha hablado de la ayuda al deporte, un sector económico que mueve mucha gente. Tenemos los mismos gastos fijos, pero sin los mismos ingresos. Monitores y entrenadores son también trabajadores que sufren ERTEs. Además, somos un factor clave de entretenimiento, cuando apenas te permiten salir de casa, y no se tiene en cuenta eso», reivindica.

HC LICEO

«Todo lo externo ha fallado y lo que dependía de nosotros ha salido adelante»

Dos fueron los golpes más duros provocados por la pandemia: la cancelación de la Copa del Rey que se iba a celebrar en A Coruña (importante fuente de ingresos de la temporada), y la suspensión del contrato de la aerolínea Vueling con Alvedro (el Liceo viajaba a Cataluña sin coste en virtud del patrocinio). Mantiene el apoyo institucional y de sus patrocinadores principales, aunque redujo los relacionados con la publicidad estática y afluencia de aficionados. Incluso ha aumentado su masa social, tras una campaña publicitaria. Sostiene la actividad de su cantera gracias a la pista del colegio Liceo. El primer equipo vive un momento dulce en la OK Liga. Emilio Fernández, directivo, explica: «Todo lo externo ha fallado, pero lo que dependía de nosotros salió adelante con éxito. Se ha cortado el ritmo de crecimiento que teníamos y no sabemos hasta dónde llegarán las repercusiones».

CORUÑA COMARCA

Pierden patrocinios, pero ganan atletas

El Ayuntamiento mantuvo el convenio nominativo, «la base para desarrollar la actividad», señala el presidente del club, José Carlos Tuñas, pero perdieron todos los patrocinios privados. «Son empresas que lo pasan mal, pedirles sería un abuso», apunta. Aumentaron el número de atletas, como efecto colateral de la cancelación de las actividades extraescolares y la búsqueda de seguridad sanitaria en un deporte individual y al aire libre. «A nivel deportivo nos afecta mucho. Las restricciones de grupos, competiciones e instalaciones son lógicas y no nos quejamos, pero están ahí», dice. «El acceso al material en las instalaciones y la alteración del calendario es lo peor. Los mediofondistas, fondistas y saltadores son los más perjudicados», resume.

CRAT

Busca una solución deportiva

La cantera se reactivará estos días, tras meses parada sin poder jugar y con el contacto físico (fundamental en el rugbi) prohibido. Los patrocinadores y las licencias se mantienen e incluso captó socios. «Se cierne la duda sobre las subvenciones, porque la temporada no coincidirá con el ejercicio fiscal», matiza su presidente, Pedro López-Sors. «Intentamos plantear una actividad sin contacto cubierta con póliza privada (la licencia, aún sin poder jugar sube de 200 euros), pero al no ser oficial nos dejarían sin acceso a instalaciones municipales», lamenta.

VIAXES AMARELLE

«Era esto o no participar»

La incertidumbre y falta de consenso entre las Administraciones, asociaciones y federaciones le pasó factura en lo deportivo. «No tenemos patrocinador principal y los pequeños están peor que nosotros... Y el coste de los test es elevado», lamenta el directivo Carlos Rodríguez. Con el apoyo de los padres, arrancó la base. «Las restricciones son un quebradero de cabeza. Y el futuro es incierto. Pero era esto o no participar», afirma.

ural

«Hará daño en unos años»

Perdió patrocinios y cuotas, redujo subvenciones, aunque también gastos debido al parón. Pablo Barallobre, presidente, afirma: «No ingresamos desde marzo. Hará daño en unos cuatro años. La captación se ve afectada. Sobrevivir así es difícil y habrá que hacer reajustes, sobre todo en entrenadores. Habrá clubes que peligren». Conserva el volumen de licencias.

TENIS CORUÑA

«Perdimos dos señas de identidad, pero ganamos fichas»

«Se perdieron dos señas de identidad. El torneo de pádel que reunía a 800 jugadores y era el pistoletazo de salida del verano. Y el de tenis, con 200», lamenta la presidenta, María José del Castillo. Ganó licencias procedentes de otros deportes. Solo se vieron afectados los patrocinios vinculados a los eventos. «Sabemos que estarán ahí cuando los retomemos con más fuerza», avanza.

CICLISTA CAMBRE

«Es complicado mantenerse sin competición»

Las licencias son anuales y aumentaron tras el confinamiento. Mantiene las ayudas públicas, pero perdió el patrocinio privado, aunque los gastos bajaron. «Nos cogió de lleno nuestra temporada. Es complicado mantenerse vivo sin competición, aunque buscamos alternativas», analiza su presidente, Juan Carlos Candal. El ciclocrós regresa estos días.

Natación Liceo

Las instalaciones del colegio, claves

Su presidente, Jesús de la Fuente, lamenta que «la pandemia agravase la falta de infraestructuras y capacidad económica para competir en la élite». Reciben unas «ayudas mínimas», pero eludieron las limitaciones gracias a las instalaciones del colegio Liceo, pero «la ausencia de competición absoluta en Galicia pasa factura», dice.

baloncesto culleredo

«La guerra política trastocó planes»

En marzo, acusaron la pérdida de patrocinios y cuotas, con los gastos por delante. «Deportivamente, hay jugadores cadetes y júniores en los que tienes las miras puestas y que pierden un año. Y los entrenamientos no son de calidad», señala el director técnico, Luis Fraga. Salva las reticencias de los padres y mantiene las licencias de base. «La guerra política trastocó nuestros planes», se queja. «Hubo problemas para formar el primer equipo. No hubo ni un amistoso en ocho meses. Y la cantera no ve a los mayores, su ejemplo. Me pregunto si vale la pena, pero en la pista somos felices», concluye.

Categorías de base, una importante fuente de ingresos que se ve alterada

Más allá del fomento de la práctica del deporte, que refuerza los cimientos de clubes y disciplinas, unas categorías de base sólidas y pobladas son la clave de la supervivencia económica. Paralelamente a los beneficios de la práctica saludable de la actividad física a edades tempranas, las escuelas, campus y actividades extraescolares son una fuente de ingresos importante. El programa Xogade, de la Xunta de Galicia, que actúa sobre la actividad física y competitiva (escolar y federada), lúdica y participativa para los escolares e integrantes de clubes ha tenido que adaptarse. Su reactivación escalonada ha generado diferencias entre los deportes. Las actividades extraescolares (con grupos burbuja y mínimo de participantes) son inviables para muchos.

Los ambigús y las restricciones al margen de la actividad deportiva

En ocasiones, las afectaciones derivadas de la pandemia no se ciñen a la práctica física como tal, sino a las actividades relacionadas con la celebración de los eventos deportivos. En este sentido, uno de los ejemplos más claros es el servicio de comida y bebida con el que cuentan algunas instalaciones como campos de fútbol o centros de pádel. Las restricciones aplicadas a la hostelería y restauración se trasladan a los servicios ofrecidos en estas instalaciones, (muchos incluso lo mantienen cerrado a pesar de que se permita acceso al público) lo que merma sus ingresos por estos conceptos. Para entidades más modestas, la ausencia de aficionados (y recaudación en taquilla) supone otro golpe a sus arcas.