Yago Gandoy: «En el campo, soy un tío duro»

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CESAR QUIAN

El centrocampista coruñés defiende la propuesta del Dépor: «Me gusta ver a mi equipo; y cuando gana, más»

03 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Yago Gandoy (A Coruña, 1999) tiene 21 años, tres cursos de contrato con el Dépor, y un montón de fe. En sí mismo y en el equipo, que afronta este sábado la cita de mayor enjundia de la primera fase. Frente al Pontevedra, segundo clasificado, en Pasarón. «En pretemporada nos costó ganar allí, pero vamos a sacar los tres puntos y afianzarnos como líderes», pronostica el futbolista más demandado por la afición.

—¿Está contento con lo que ha sucedido hasta ahora en el Dépor?

—Vamos líderes y eso es lo importante. Ojalá con el tiempo podamos ganar con más amplitud y terminar de convencer en la parcela ofensiva, pero sí, el vestuario está contento.

—¿Y en el terreno personal? No hay público en el campo, pero las redes sociales reflejan las ganas de la gente de verlo más a menudo sobre el césped.

—La afición se ha portado siempre muy bien conmigo, noto ese cariño especial que me tienen y esas ganas de que participe más, que son las mismas que yo tengo. Pero eso no es cosa mía, yo debo hacer lo que está en mi mano. De momento me toca aportar desde el banquillo. Hay que esperar y tener paciencia.

Segunda B parecía la categoría ideal para abrirles las puertas del primer equipo a los canteranos, pero de momento no está sucediendo.

—Bueno, la confianza del club la he sentido desde el principio. Y la gente como Valín o como yo tenemos que ser conscientes del nivel que hay en el equipo, que no es propio de esta categoría. El Dépor tiene el objetivo claro de ascender, necesita ser resultadista. Y nosotros, aportar lo que nos toque sin caer en la frustración

—En su caso compite además por una de las plazas más caras del once.

—Es que yo entiendo mi situación, de verdad. Están Uche, Borges y Álex, jugadores de nivel, y por eso el míster trata de darme entrada en otros lugares y yo intento adaptarme a la banda o a jugar en posiciones más adelantadas, que es algo que nunca había hecho. Me considero un mediocentro posicional, pero tengo que adaptarme y ese es el camino del fútbol de hoy en día: la versatilidad

—Empezó la pretemporada jugando en banda, en Vilalba, y aquel día se esforzó en dejar claro que su sitio estaba en el centro.

—Lo que tengo asumido desde pretemporada es que quiero jugar. Donde sea. Luego, claro, también me gustaría reiterar que es en el centro donde me siento más cómodo. Pero trabajo para poder rendir en cualquier posición.

—Por sus cualidades le podría beneficiar el rombo empleado ante el Racing, con una plaza extra en la medular.

—El rombo me abre posibilidades, sin duda. Puedo jugar en cualquier posición dentro de él y eso me da mayores expectativas. Ojalá por ahí llegue el momento de mi titularidad, asentarme y no salir.

—La propuesta del Dépor exige un importante despliegue físico y por ahí avanza también el fútbol actual. Sin embargo, a los futbolistas que salen del Fabril se les achaca cierta fragilidad.

—Sobre eso me preguntan mucho. Quizá no lo aparente, pero en el campo soy un tío duro. Por supuesto, estoy trabajando aspectos de fuerza, para mejorar en el cuerpo a cuerpo y el ida y vuelta porque es cierto que ahí el fútbol es cada vez más exigente.

—La pandemia ha afectado drásticamente al fútbol, pero quizá a muchos jugadores jóvenes les haya ayudado a enfocarse en su profesión. ¿Le ha sacado partido?

—Yo considero que tengo la cabeza bien amueblada y no tengo muchas tentaciones, pero es cierto que muchos clubes y entrenadores agradecerán las restricciones. Al final, te ayudan a centrarte porque tienes que estar en casa y allí lo que haces es ver fútbol y pensar en él. Nunca había pensado tanto en fútbol.

—Los suplentes son ahora los nuevos hinchas. ¿Cómo lo lleva?

—Pues es verdad que necesitas tener mucho más cuidado. Nosotros parecemos leones en la grada y hay que estar pendiente de que no se nos escape algo.

—¿Y le gusta lo que ve en ese papel de espectador?

—Lo que veo en el campo es un equipo que consigue los puntos. Eso siempre me va a gustar. Como espectador, el partido podría ser más vistoso y nosotros podríamos pasar más tiempo en campo rival, pero estamos enfocados en los puntos., que en este formato es lo importante Así que claro que me gusta ver a mi equipo; y cuando gana, más.

—¿Cómo ha cambiado el vestuario en Segunda B? ¿Están menos marcadas las diferencias?

—Lo cierto es que sí. Lo normal es que se note quiénes son los gallos y que sientas que tú eres un chaval y vas a rellenar. El año pasado ya me sorprendió que no fuera así, pero esta temporada aún se nota más. Es de locos: no hay ninguna jerarquía y el respeto es el mismo hacia cualquiera.