Evaristo Portela: «Hacía 40 kilómetros en vaqueros antes de ir a trabajar»

DEPORTES

El pontevedrés perdió el tren del profesionalismo por machacar su musculatura

23 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Si sacan a Evaristo Portela (Pontevedra, 1957) el tema del ciclismo, pueden sentarse a escuchar por tiempo indefinido. Ferviente creedor de la disciplina como camino hacia el éxito, enseña hoy a los corredores del equipo Froiz a esquivar los errores que a él le privaron de dar el salto.

—¿Cómo aparece el ciclismo en su vida?

—Después del fútbol. Jugaba y se me daba bien. Después practiqué boxeo y a los 16 años, como mi hermano corría y a mi no me daban la licencia de boxeo porque era muy joven, me pasé al ciclismo. Fui a la primera carrera y la gané. Y ahí empezó. Luego gané premundiales de juveniles y creo que debería haber estado en profesionales, porque tenía condiciones. Pero de esos fracasos, de mis errores, aprendí y ahora enriquezco el equipo Froiz.

—¿En qué bici aprendió?

—En la de mi padre, que vivía en Salcedo y trabajaba en la Renfe. Me quedaba grande y yo me metía por el medio del cuadro. Me tiraba por una bajada y al llegar al plano me lanzaba al suelo. Puse hierba para no lastimarme. Luego un vecino me regaló una. La desmonté y la pinté con una brocha los colores de España. Empecé a subir puertos, con un piñón solo y me entró la afición.

—¿Y luego?

—Luego me centré. Escuché a Delio Rodríguez decir en televisión: «Evaristo Portela es un corredor que tiene condiciones», así que fui a que me aconsejara. Delio es una leyenda, el que más etapas ha ganado en la historia de la Vuelta. Me dijo que según sembrase, recogería. Pero aquí se sembraba muy mal. Yo, como otros, nos perdimos por no tener quién nos guiase.

—¿En qué se equivocó?

—Entrenaba los 365 días del año. Trabajaba en la Nissan y me levantaba a las 6 y media de la mañana. Con pantalón vaquero, un jersey y zapatillas de correr hacía 40 kilómetros a tope e iba a trabajar. Y así gané carreras. Y en amateur seguí ganando, la primera en Carballiño, con Álvaro Pino segundo. Cuando volví de la mili decidí probar. Me ficho el Austral, que era el filial del Teka, pero me fui con un preparador que decía que si me iba con él iría al Tour, a la Vuelta... Me puse en sus manos seis meses y cuando llegué a Santander me ganaban los caracoles.

—¿Pero qué pasó?

Empecé a hacer entrenamientos salvajes, con chalecos de 8 kilos por el monte. No sé cómo no reventé. Empezaron a pensar que había tomado pastillas para rendir. Pero yo quería pasar a profesionales sin tomar nada, era lo que me había dicho Delio.

—¿Volvió a acudir a él?

—Me llamó para preguntarme qué me había pasado. Lloré de impotencia. Me cuidaba como siempre. El día de fin de año, yo estaba a las 10 de la noche en la cama. La capacidad de sacrificio que tenía era infinita. Trabajaba duro, pero mal. Le expliqué mis entrenamientos y se echó las manos a la cabeza. Me dijo que había hecho la preparación invernal de 4 años en seis meses.

—¿Volvió a recuperar su nivel?

Me saqué los pesos. Empecé a caminar por el monte con un palo para no apoyar. Corrí dos carreras de ciclocrós sin entrenar e hice dos segundos puestos. Volví a la carretera y volví a ganar. 18 carreras: Madrid, Ascensión, Salamanca, Gijón… Fue un año apoteósico el 81. En el 82 volaba y en el 83 me concentré con Pino en Sierra Nevada. Pero ya tenía 26 o 27 años y me volví a Galicia.

—Y de esos barros, el equipo Froiz.

—Cogí un trabajo de comercial. Ahora estoy en Campofrío, que llevo casi 30 años. Empecé a vender producto al señor Froiz y hablé con él para ver si me dejaba correr con su ropa. Empezamos a meternos. La empresa y el equipo empezaron a crecer. Josefa, su mujer, fue la que me dijo por qué no hacía un equipo de carretera, que le hacía ilusión. No pude negarme.

—¿Así de improvisado?

—No veas el equipo que hicimos el primer año, nos quedábamos todos en la neutralizada. En una carrera en Moraña fue a vernos el señor Froiz. Éramos cuatro amigos. Cuando llegó, ya nos habíamos retirado todos. La cara que se le quedó… Pasé mucha vergüenza y dije que no me volvería a pasar eso en la vida. Hasta hoy.

—¿Hoy se traduce en cuántos campeonatos de España?

—18. El Froiz tiene un palmarés... Según dicen, el mejor del ciclismo amateur español.

—La relación con Magín Froiz se consolidó hasta el punto que se retan todas las semanas.

—Los viernes, al ping-pong. No veas como juega. Está en buena forma. Ahora ya le gano de vez en cuando, pero me metió cada malleira... Antes me ganaba nueve de cada diez, ahora está igualado. Hay pique. Él es ganador y yo también. A veces me dice: «Es que soy viejecito». Mira, un viejecito no devuelve esas pelotas. Al principio, me pasaba por encima como un rodillo. Le llamaba para jugar y me preguntaba si era masoquista, si quería otra paliza. No sabía que me estaba motivando. Hay unos piques de muerte.

En corto

Es difícil ajustar a Evaristo Portela al concepto «en corto». Este loco del ciclismo no solo tiene mucha cuerda en sus piernas.

—¿Tiene perro?

—No. Estoy en piso y no.

—¿No le gustan?

—Me gustan, pero mi mujer no quiere. Yo tendría uno de esos pequeñitos que mi hija también lo quiere. Yo soy un loco de los animales, me crie entre ellos. Llegamos a tener 70 conejos, 6 vacas, cerdos gallinas...

—Dígame un ciclista.

—Eddy Merckx.

—Ha ido a lo fácil.

—Hombre, por gustarme. Diría Luis Ocaña. O Indurain por lo caballero que es. Me llegó al corazón.

—¿A qué edad se sacó el carné de conducir?

—A los 18.

—¿Y dónde aprendió a conducir como conduce? ¿Tan pegado al ciclista?

—Ya tenía un don. Con 14 años ya manejaba el coche de mi hermano que se lo cogía prestado cuando estaban haciendo la autopista.

—Era usted como el Vaquilla, ¿ha tenido algún mote?

—No. Bueno, me llamaban Varito. Algunos aún me llaman así.

—¿Cuál hja sido el mejor ciclista gallego?

—Lo que hizo Delio... Son épocas diferentes. Pero por palmarés diría Pereiro que ganó el Tour. Pero no hay que olvidarse de Álvaro Pino o de Suso Blanco Villar que fue un gran corredor.

—¿Grandes vueltas o clásicas?

—Grandes vueltas, sin dudas.

—¿A quién ficharía para el Froiz?

—Pogaçar y Evenepoel.