Lo que ha conseguido Joan Mir no está al alcance de cualquiera

Chicho Lorenzo

DEPORTES

Kai Försterling

16 nov 2020 . Actualizado a las 00:00 h.

Conozco bien a Joan Mir porque estuvo en mi escuela de pilotos, cuando era todavía un chaval. Allí aprendió sus primeras técnicas, tal como él recuerda siempre. Ahora se puede decir que si no hay un inicio, es imposible que haya un final. La trayectoria no nace del aire.

Creo que todo lo que ha sucedido en este atípico año se puede calificar de sorpresa. Incluso para él, estoy convencido de que ganar el Mundial ha sido una sorpresa, en cierto modo.

Hay que tener en cuenta otro detalle que es mérito de todo el equipo. La Suzuki es la moto que menos ha fallado a lo largo de la temporada. Otras han tenido problemas de consideración a lo largo del campeonato. Pero la moto de Joan Mir ha sido la más equilibrada y ha estado ahí siempre.

En un certamen en el que, salvo Honda y Aprilia, todas han ganado al menos una carrera, la Suzuki se ha impuesto en dos, mientras que la Yamaha ha logrado siete victorias. Es un dato muy llamativo, aunque ninguno de los registrados esta temporada serían extrapolables a otras campañas, debido a las alteraciones producidas por la pandemia. El futuro o, mejor dicho, el presente es tan incierto que poco se puede concluir de este tipo de estadísticas.

Por otra parte, a Joan Mir lo veo con plena capacidad de continuar por su camino del éxito. Para empezar, es el joven más talentoso entre todos los del Mundial. Ha sido campeón de moto3 y ahora lo es de motoGP y, por tanto, es el que tiene más papeletas para repetir triunfo. La edad es una baza a su favor. Tan solo lleva cinco años en el engranaje del Mundial y ya ha conseguido dos títulos. Esto no está al alcance de cualquiera y ya dice mucho, y muy bueno, de Joan Mir. No se trata de un logro sencillo y hay que tenerlo siempre en cuenta desde este momento. De hecho, desde los años setenta, cuando los norteamericanos se estrenaban ganando el Mundial, ningún novato había obtenido el título.

Por último, el hecho de que sea solo el cuarto español en conseguirlo también le sitúa en una perspectiva histórica meritoria, ya que hay que recordar que hasta el año 1999, cuando lo consiguió Álex Crivillé, ningún español había sido campeón de la máxima categoría del motociclismo mundial.