Luis Enrique tiene la partitura y le falta la tecla

DEPORTES

DEAN MOUHTAROPOULOS

11 nov 2020 . Actualizado a las 23:32 h.

Luis Enrique parece tener más clara la partitura que los músicos, porque la selección se ha convertido en un casting por el que no paran de desfilar intérpretes, como si no acabase de dar con la tecla. No hay un once claramente definido para el técnico asturiano, más allá de que pueda introducir una o dos variantes. Pero sí se ve la idea, cómo quiere que suene su fútbol, sin artificios.

Quiere un equipo dinámico, con la defensa bastante adelantada, que saque el balón jugado siempre que sea posible, que apueste por la verticalidad como primera opción. Es un colectivo que puede rumiar las posesiones, pero prefiere digestiones rápidas, ya sea armando el contragolpe o con combinaciones hacia delante.

Frente a Holanda juntó en la formación inicial a dos arietes, Morata y Gerard Moreno, capaces de alejarse del área a fin de recibir el balón y generar espacios para la incorporación de Asensio por la izquierda, de Canales irrumpiendo desde la segunda línea, o de Bellerín o Koke por la derecha cuando el propio Gerard Moreno se venía más al centro.

Así llegó el tanto del minuto 18, con Morata y Canales intercambiando roles. El punta bajó al corazón del centro del campo, recibió, atrajo la atención de varios jugadores rivales y trazó un envío a la espalda de la zaga que el mediocampista resolvió con aplomo y eficacia a partes iguales.

En la primera parte España consiguió ese gol y también logró que tanto el balón como la selección naranja estuviesen lejos de la portería de Unai Simón.

Tras el descanso la cosa fue a peor. Empezó encajando el empate en un centro lateral sin malicia. Pero Van de Beek pudo controlar solo dentro del área y no perdonó. Después, en los minutos 68 y 87, en dos jugadas muy parecidas por la banda derecha, Holanda descosió el entramado defensivo del colectivo de Luis Enrique, con balones al espacio y metros por delante. Se enredó en la finalización.

En ataque España apenas existió, sobre todo en la última media hora. El seleccionador cambió la tripleta de arriba. Dani Olmo lo intentó por la izquierda, sin veneno. Traoré apenas recibió juego por la derecha. Y Ferrán Torres, en la proa, vio el tiempo pasar sin que apenas le llegase un balón.

Al final, empate descafeinado de un colectivo que no termina de encajar las piezas.