Sin diferencias en el derbi

DEPORTES

Paco Rodríguez

25 oct 2020 . Actualizado a las 19:51 h.

Un empate y nada más premió el derbi en la frialdad del estadio Vero Boquete. Tras un partido para olvidar, más bien habría que ponerle el debe de los dos puntos perdidos por ambos: el Compostela, porque se pasó incrustado en la frontal de su área muchos minutos, y el Dépor, como náufrago de un juego y unos problemas impropios para el dominador de la categoría.

El fútbol sigue sin aparecer en las filas deportivistas, que recorrió la pretemporada falto de gas en ataque y, después de dos jornadas, continúa raquítico. Solo la solvencia defensiva mantiene intacto a un equipo al que perjudican las altas expectativas, pero se sonroja cada vez que el balón comienza a rodar. En Santiago saltó al campo decidido a buscar al Compostela. No hay más que ver el saque de centro de Nacho, cuando en la línea de mediocampo se aprestaron a iniciar la carrera Bóveda, Keko, Borges, Claudio, Lara y Salva Ruiz. Luego, el Dépor se subió de vuelta al autobús sin probar los guantes de Guillén, pero la intención no tuvo la culpa. Hay que reconocer que la fortuna, ese toque mágico que todo ganador necesita, tampoco sonrió a los de Vázquez, que tuvieron que cambiar a los dos laterales por lesión.

Al Compostela lo reforzó cada minuto sin encajar gol ni sufrir siquiera ocasiones. El modesto se mereció el aplauso final. El puñal de Juampa por la izquierda y las apariciones de Josiño siempre allí donde podía infligir más daño al adversario le permitieron pasar los minutos sin complejos y hasta con la expectativa de cazar al contragolpe a un Deportivo al que no le sobraba nada.

Sin fútbol interior y muy dependiente de los centros de Keko, los coruñeses se consumieron entre la desesperación por su propia incapacidad de generar peligro y la necesidad de no olvidarse de resguardar la meta propia de una sorpresa de última hora. La aparición de Rui Costa dejó clara cuál de estas dos premisas pesaban más en la balanza de Vázquez, pero ni así el derbi ofreció las diferencias que se presumían entre el candidato a volver a Segunda y el modesto recién ascendido.