Un duelo madrugador con dos equipos en horas bajas

Javier Lavandeira

DEPORTES

JUAN MEDINA

23 oct 2020 . Actualizado a las 21:29 h.

Que jueguen Real Madrid y Barcelona un partido siempre es noticia, pero que jueguen uno con otra otro equivale a partidazo, equivale a rivalidad y equivale a golpear primero en una liga que nos tiene acostumbrados a que uno de los dos salga campeón.

Sin embargo, este clásico es distinto, porque llega demasiado pronto, con dos los equipos fracturados, el Barça en proceso de construcción de la mano de Koeman y el Real Madrid en fase de reconstrucción, en la que Zidane intenta conseguir que este equipo, cada año mayor, siga dando el mismo rendimiento que antaño.

Demasiado pronto por el ritmo de juego de los dos equipos, que no dan encontrado su tempo en las transiciones ofensivo-defensivas y viceversa, cuesta cambiar el chip de atacar bien y luego defender con éxito y cuesta defender bien, y generar ocasiones de gol cuando atacas, por lo tanto, el equilibrio del juego de los dos equipos sigue en su fase de construcción para implementarse.

Por otro lado, diremos que los dos equipos tienen que asentarse en una competición sin público, sin apenas factor campo, en la que empezaron más tarde y en la que ambos equipos les faltan por jugar partidos (al Real Madrid uno y al Barça dos) lo que muestra una distorsión de la clasificación y una igualdad entre ambos manifiesta.

Otro aspecto a resaltar es el contexto del clásico. El Barça viene de ganar al Ferencváros por 5-1 y de perder en liga con el Getafe, sin conseguir gol, que eso sí que es noticia en el Barça; mientras el Real Madrid viene de perder en casa sus dos partidos, el de Champions 2-3 y el de Liga 0-1 , por lo que visitar el Camp Nou es lo mejor que le puede pasar en estos momentos, y alejarse de su estadio, que no está resultando ser un gran talismán.

Como en todo clásico, los nombres serán claves: por supuesto Messi, que se pondrá a prueba, en su primer partido importante después de su amago de estampida; Sergio Ramos, soñando estarán los madridistas para que llegue, porque se ha demostrado que sin él su equipo no tiene identidad defensiva; también habrá que mirar de reojo a los actores secundarios, Benzema por ser la piedra de anclaje ofensiva y Griezmann por buscar un sitio en el que rinda como el jugador que es.

Seríamos injustos si en el apartado de nombres no resaltásemos a los novatos, por un lado Pedri y Ansu, y por otro lado Vinicius. Cuando los actores principales no resuelven, sus entrenadores se encomiendan a ellos para resolver partidos.

Que ruede el balón y a disfrutar del fútbol en estado puro porque un clásico es un clásico y seguro que muchas de las lagunas que observamos en los dos equipos se vuelven virtudes cuando se enfrentan entre ellos.

Javier Lavandeira es entrenador de fútbol, profesor de táctica en la Escuela de Entrenadores del Deportivo y escritor.