Quino, otro al que le gustaba el fútbol

DEPORTES

Enrique Marcarian | REUTERS

05 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Pues no está el país como para que todos hayáis leído tanto a Mafalda», escribía alguien en Twitter después de que toda la España con conexión 4G o wifi se lamentase —muchos de manera descaradamente histriónica— por la muerte de Quino. Postureo a mares. Antiguamente, las plañideras recibían un salario. Hoy por unos likes montamos drama gratis. Otra derrota de la clase trabajadora.

El dibujante era hincha de Independiente de Avellaneda. Mafalda comenzó a publicarse en 1964 y terminó en 1973. Esas dos temporadas, Independiente fue campeón de la Libertadores. En Mafalda, pero también en otros de sus trabajos, Quino habla de fútbol. Del fútbol como fenómeno social y con Argentina en la placa de Petri.

A todo aficionado al fútbol, igual que al consumidor de telebasura, le han juzgado alguna vez por gustarle este deporte de masas. El balón —o la Isla de las Tentaciones— enfrentado al libro. Con lo bien que le hubiese venido a Kafka distraerse viendo al Spartak. El fútbol forma parte de nuestra vida. Reconforta que Quino, Galeano, Sabina y otros talentos de estos viven o hayan vivido pendientes del balón. Aunque fuese para odiarlo, como Saramago.

La historia de Europa no se entiende sin la Biblia, lo cual no implica que seas necesariamente hincha del Nuevo Testamento. La comparación igual es exagerada, pero para comprender la sociedad actual, algo de fútbol hay que saber. Miro con lástima a la gente que presume de no haber visto golear a Ronaldo (Nazario).

Los cómics de Quino o las canciones de Sabina quedarán para el futuro. Como las escenas religiosas de Tiziano. Igual algún día interpretarlas estará pagado.