Otro veterano en apuros es Modric. El croata recobró en la recta final de la temporada anterior su excelso manejo de la batuta. Pero a sus 35 años, tiene que cuidar más que nunca el depósito de gasolina. Zidane detectó la necesidad de aumentar el vigor de una medular justa de efectivos y por eso decidió recuperar a Odegaard. El nórdico, en una de las sensaciones de la pasada Liga con la Real Sociedad, está llamado a recoger un día el bastón de mando. El técnico mimará al balcánico para que sea protagonista en citas de máxima exigencia, pero la sucesión está en marcha y el «mago de Drammen», que ha dejado una grata impresión a sus compañeros en pretemporada, tendrá peso para seguir creciendo al igual que Valverde, otro joven cuya evolución entusiasma en la casa blanca.
Desafío a Hazard
Las incógnitas restantes afectan al tridente de ataque, donde Benzema sigue buscando escuderos. Su mejor socio debería ser Hazard, pero para ello debe recuperar la condición de futbolista diferencial que ostentó en el Chelsea. Su primera campaña en el Real Madrid fue decepcionante. Las lesiones lastraron al crack, que solo firmó un gol y siete asistencias en 22 partidos. El 7 no termina de resolver los problemas con su tobillo derecho y su silueta vuelve a arrojar dudas. Situación que contrasta con la de Vinicius, que ha regresado como un pincel de unas vacaciones en las que se ha machacado para convencer a Zidane de que está listo para empresas de altos vuelos. En el club no sentó bien que el carioca quedase inédito en la vuelta de octavos de la Champions ante el Manchester City y espera que ésta sea la temporada de su despegue definitivo. Pese a ello, Zidane lo tiene claro: si Hazard está en condiciones, no habrá mucho debate.