Osaka enmienda su recuerdo del US Open y gana ante Azarenka

Enric Gardiner COLPISA

DEPORTES

JASON SZENES

La japonesa remonta un set en contra para repetir el título que consiguió en las mismas pistas hace dos años.

13 sep 2020 . Actualizado a las 10:50 h.

Naomi Osaka se olvidó de los fantasmas de su pasado. Cuando hace dos años levantó en Nueva York su primer Abierto de los Estados Unidos lo hizo bañada en lágrimas por el lamentable espectáculo vertido en la pista por Serena Williams, enzarzada en una batalla con el árbitro. Al recoger la copa plateada se quebró en llanto y nunca dio la sensación de que pudiera disfrutar de ser campeona.

La nipona merecía una segunda oportunidad y le llegó este sábado en la final contra Victoria Azarenka, esta vez sin público que le pitase, pero sin elementos externos ni luchas que embarrasen su triunfo. A la japonesa le tocó remar y remontar un set en contra (1-6, 6-3 y 6-3) contra la bielorrusa para triunfar por segunda vez en Nueva York y por tercera en un Grand Slam, estando en su palmarés también el Abierto de Australia en 2018.

La historia de Osaka contrasta con la de una Azarenka que se plantaba aquí con el triunfo de Cincinnati (a cuya final no se pudo presentar Osaka por lesión) y que no puede completar la gesta de ser campeona de Grand Slam tras ser madre, como sí hicieron en el pasado Margaret Court, Evonne Goolagong y Kim Clijsters.

Durante un set y el comienzo del segundo, Azarenka fue un huracán bielorruso que arrastró por la pista a una apática Osaka que se presentó en la Arthur Ashe con más de un 90% de sus turnos de saque ganados a lo largo del torneo y no tardó más de un par de minutos de ceder el primero de la final. Su lenguaje corporal no era nada positivo y sus movimientos denotaban algo de óxido y de lentitud. Al contrario que una 'Vika' que estaba muy a gusto y cargada de confianza. Sin aparente esfuerzo cubría toda la pista y no tardaba en desorientar a la asiática mandando la pelota de un lado a otro.

En una final de contrastes, donde se ubicaba la potencia de Osaka y la variedad de Azarenka, la bielorrusa estaba encontrando un filón con el que desesperar a la japonesa, que fruto de la impotencia tuvo que tirar su raqueta contra el suelo cuando solo se habían consumido cinco juegos. Un abrir y cerrar de ojos fue suficiente para que se le escapara a Osaka el primer set por 6-1 y para que se pusiera 2-0 abajo en el segundo.

Su potencia estaba completamente difuminada y necesitó de un par de golpes ganadores y de errores de Azarenka para despertar. Le devolvió un parcial de 1-6 desde el 2-0 e igualó la contienda para un tercer set al que Azarenka llegaba con el depósito y la confianza bajo mínimos. Sin casi darse cuenta había perdido el manejo del encuentro y se lo había cedido a una Osaka que cuando recuperó la fortaleza al saque fue imbatible.

Tuvo algún altibajo en el último set, pero sacó la fortaleza mental necesaria para que no se le escapase una final que poco a poco fue balanceándose hacia su lado y que terminó con la japonesa cerrando el puño y celebrando el trofeo con una sonrisa muy diferente a las lágrimas de hace dos años. Osaka por fin enmendó su primer título en Nueva York.