Messi sigue, pero la incertidumbre también

P. Ríos COLPISA

DEPORTES

NACHO DOCE | REUTERS

Deberá convivir con un presidente al que detesta y con un entrenador exigente como Koeman que quiere corregir algunos vicios instalados

05 sep 2020 . Actualizado a las 14:28 h.

Amainó la tormenta del caso Messi que descargó sobre el Barcelona, diez días de vientos huracanados y hasta de temblores en el suelo, y ya volvió a salir el sol, pero con los días se irán valorando los desperfectos que dejó a su paso. Cómo debió ser el temporal, que muchos socios y seguidores todavía no se acaban de creer la supuesta calma actual y contemplan desconfiados el horizonte para descartar nuevos nubarrones. Escuchar la entrevista al 10 en Goal en la que confirmaba que se quedaba en contra de su voluntad no invitó demasiado a la tranquilidad por mucho que garantizara compromiso y actitud. La sensación es que se ha hecho un arreglo con alfileres, pero todo puede descoserse en cualquier momento.

A corto plazo, por ejemplo, podría bastar con una aparición de Josep Maria Bartomeu en el vestuario para pedir a los jugadores otra rebaja salarial en tiempos de crisis económica, nada descartable, o con una decisión de Ronald Koeman que haga ver a Messi que su status de jefe intocable ha cambiado. El técnico holandés, con fama de exigente, le comunicó a Leo antes del burofax que contaba con él, pero le dejó claro quién iba a mandar. De aquella charla se filtró que el crack salía con dudas. No se trata ya de que el entrenador decrete una suplencia puntual por rotaciones, sino de la imposición de una disciplina en los entrenamientos, en cuestiones físicas y tácticas, incluso en el tema de horarios, que el '10' podría sentir como un ataque a su jerarquía, pues no solo es el que más goles marca y más asistencia da en el campo, también lleva el planning laboral y el cuadrante de fiestas fuera del césped, algo que se le va a acabar. Y en los partidos se intuye que Koeman quiere que vuelva el concepto de equipo, con jugadores solidarios y compañerismo en el césped, sin peajes en las alineaciones o en el juego por cuestiones de amistad o de recelos. Messi nunca ha dejado de dar la cara en el césped, pero obligando al equipo a jugar a su manera. La intención es que el mejor Messi se sienta a gusto en un equipo que no le busque obsesivamente, dejando de correr al espacio para que el '10' reciba al pie, como estaba sucediendo ya de forma alarmante. Toca otra cosa.

Presión del mercado

A medio plazo, el problema llegará cuando Messi, que ahora sí acaba contrato el 30 de junio del 2021, sin dobles lecturas ni interpretaciones de lo redactado, ya pueda negociar con el club que le convenga. Tendrá ese derecho a partir del 1 de enero, pero siendo quien es, aunque en el momento de su posible adiós tendrá 34 años, la presión del mercado puede comenzar mucho antes y amenazará con desestabilizar al Barça. En este sentido, la esperanza es que Messi vuelva a sentirse a gusto en el proyecto deportivo de Koeman hasta el punto de que recapacite sobre su idea de marcharse.

Su enemistad con Bartomeu puede ser un problema menor porque ya se quedó a gusto en la entrevista de Goal dejándolo a la vista de todo el mundo como mentiroso por faltar a su palabra e incompetente por no entender sus mensajes durante todo el año y por no saber crear un proyecto. El presidente tiene fecha de caducidad, marzo del 2021, fecha de unas elecciones a las que no podrá presentarse por imperativo de los estatutos. No es que esté «tocado», está hundido, incluso con una moción de censura en marcha que podría precipitar su salida, algo que no está muy claro que quieran los precandidatos, pues el marrón del agujero económico actual y los temas judiciales los tendría que afrontar el entrante sin tiempo para encontrar las mejores soluciones. A ojos de algunos, curiosamente la mayoría de fuera de Barcelona, Bartomeu ha salido airoso por plantar cara con firmeza al burofax de Messi, siempre con la cláusula de 700 millones por delante. Pero en la Ciudad Condal pocos le conceden esa 'mini-victoria'. Unos le culparán siempre de haber apagado la sonrisa de Messi. Y otros esperan que el tiempo aclare si sale a cuenta mantener un año más a un Messi enfadado que cobra 50 millones de ficha. Si es verdad que el Manchester City y el PSG llegaron a estar dispuestos a pagar 200 millones ahora, la broma le puede salir al club azulgrana por 250 y quizás con el lastre añadido de otro año perdido si se dedica a poner palos en las ruedas a Koeman. Un detalle: todos esperan que los precandidatos hagan un pacto para intentar que Messi puede acabar su carrera en el Barça como se merece, logrando una última renovación en estos próximos meses, pero en mitad del lío tras el burofax pocos abrieron la boca con contundencia. Víctor Font, que podría partir como favorito por tener atado a Xavi Hernández como entrenador, sabe que lo ideal para el egarense es comenzar de cero sin un peso pesado en el vestuario que lo condicionaría todo deportiva y económicamente. Y él ya anunció que si es presidente, Koeman se irá en junio para dejar paso a Xavi, otro que se mantuvo en silencio durante este berenjenal. Puede que ya les viniera bien que Messi se hubiese ido ya. Ahora tendrán que vivir con la incertidumbre de si se marchará en junio de 2021 o de si renovará antes, quien sabe si con Bartomeu o con una junta gestora.