Leo tampoco cuida a Messi

DEPORTES

Nick Potts / PA Wire

26 ago 2020 . Actualizado a las 20:08 h.

Que Bartomeu es una calamidad de presidente parece tan evidente como la torpeza de Setién para entrenar al Barça. Así que en el culebrón de la marcha de Messi sobra detenerse en la disparatada gestión del presidente que permitió que el futbolista más grande del siglo XXI pudiese marcharse cada verano con un portazo de desprecio como no se veía desde que Figo plantó a Núñez en el 2000, con la diferencia de que el portugués dejó 61 millones de euros como nota de despedida. Pero hasta ahora Messi, que lleva toda una vida vistiendo la misma camiseta, no ha sabido gestionar tampoco su descontento. Nada se sabe todavía de los motivos por los que plantó al club que le mimó desde crío y le dio un poder que, probablemente, terminó volviéndose en su propia contra, al concederle una influencia y un derecho de veto que terminó devorando los equilibrios propios de cualquier vestuario. Un intangible no tan vistoso como los goles de La Pulga, pero sí tan necesario.

Sus silencios, el continuo estado de renegociación contractual, su papel fuera de los partidos, afea el papel de capitán de un futbolista descomunal. ¿No encontró mejor manera que un burofax para empezar a cerrar casi 20 años como barcelonista? ¿Nadie a su alrededor le recomendó pactar una salida que no judicialice su despedida? ¿Es necesario este desprecio de silencio a la afición del Barça? Hace tiempo que nadie se cree los amores incondicionales en el fútbol de élite, pero una explicación valiente y temprana habría evitado este gol en propia meta. El que Leo le marcó a Messi.