El Bayern es el favorito, como representante del fútbol colectivo

Javier Lavandeira PATROCINIO-SANTANDER

DEPORTES

DAVID RAMOS

23 ago 2020 . Actualizado a las 20:26 h.

Una final que supone ganar crédito en Europa a dos equipos que arrasan en sus campeonatos domésticos.

Una final más que deseada, por parte de dos equipos muy distintos; por un lado el Bayern de Múnich, que pretende ganar su sexto título europeo y por el otro, el PSG, que lucha por su primera orejona después de haber fichado a los mejores futbolistas del mercado.

Estamos habituados a ver equipos españoles e ingleses, incluso italianos, en las últimas finales de Champions, pero en este caso le ha tocado a una final que representa a dos competiciones, la francesa y la alemana, que más allá de sus países no gozan de mucho crédito y que quieren ganarlo a través de la hegemonía en Europa.

Las finales no suelen entender de favoritos, pero parece claro que si tenemos que decantarnos por un equipo, no seré original mencionando al Bayern de Múnich. El equipo alemán representa el fútbol en estado colectivo, todos se mueven, todos se ayudan, todos trabajan y todo está conectado para que lo que hace uno influya en el otro.

Son muchos los binomios que podríamos buscar para ejemplificarlo, pero si observamos a Lewandoski y Müller, entendemos esa sincronización y solidaridad alemana. Asistir para que el compañero finalice, presionar para que el compañero robe, distraer para que el compañero aparezca y combinar entre ellos para que se beneficie un tercer hombre de segunda línea.

Este ejemplo de táctica grupal lo podemos llevar a la táctica colectiva. En el terreno defensivo, las ayudas defensivas con coberturas espaciales son seña de identidad. Las basculaciones para manifestar profundidad defensiva ancho, son constantes y el posicionamiento en presión alta, limita la posibilidad de jugar en muchos metros al rival, priorizando la acumulación por dentro y despreciando el espacio exterior, que permite ese pressing total, que por momentos impide jugar al rival.

En el terreno ofensivo los cambios de orientación son constantes, el despliegue de futbolistas de otras líneas llegando a finalización es continuo, el trabajo de paredes para romper líneas, bien el futbolista que hace la pared, bien por un futbolista que viene en segunda oleada, les permite ganar profundidad con asiduidad y la progresión en el juego es espectacular, llegando a acumular hasta cinco futbolistas en el área en pocos segundos.

Pero, si algo creo que define a este Bayern y que lo hace superior a los demás, es el ritmo de juego alto, la movilidad ofensivo-defensiva y el despliegue y repliegue constante.

No obstante, el PSG no es el Olympique, ya que si Neymar o Mbappé gozan de las oportunidades generadas por el Olympique, estos no las van a desaprovechar, por ello, el PSG creo que dejará descolgados a estos futbolistas con el objetivo de rentabilizar las lagunas del Bayern a las espaldas de los laterales.

Por su parte el PSG tiene hambre de equipo, es más bloque que otras veces, pero sus individualidades someten la idea de conjunto. Por ello, creo que la línea defensiva y la de mediocampistas son inferiores a las del Bayern y que, por ello, creo que aprovechará sus transiciones ofensivas para sorprender al rival y su fortaleza en estrategia como principales reclamos para posicionarse.

El PSG es un equipo con un claro sistema 1-4-4-2, que se posiciona y se transforma en defensa, pasando muchas veces de posicionamiento plegado a avanzado y de avanzado a plegado, según necesidades, y se transforma también en ataque, transformando su 1-4-4-2 en 1-3-3-4 muy ofensivo.

Este efecto camaleónico de adaptarse a la situación de partido lo hace un rival difícil de combatir e imprevisible a la hora de neutralizarlo.

Que se alce el telón, que seguro disfrutaremos de una final entre dos de los mejores equipos de fútbol que hay hoy en día.