Alex Palou se lleva los focos de Alonso en Indianápolis

David Sánchez de Castro MADRID / COLPISA

DEPORTES

Joe Skibinski / IndyCar / DPPI / AFP7

El «rookie» español, que saldrá séptimo en las 500 Millas, brilló en el «Fast Nine», la ronda en la que los nueve más rápidos de la clasificación del sábado se jugaban la pole, que fue para Marco Andretti

17 ago 2020 . Actualizado a las 11:03 h.

Las 500 Millas de Indianápolis son una de esas competiciones que el gran público conoce en los últimos años gracias a Fernando Alonso. Como ocurrió con las 24 Horas de Le Mans, el Dakar, o la propia Fórmula 1, el asturiano ejerció de faro mediático para que los espectadores se acercasen a un tipo de carrera que, salvo los muy cafeteros, no seguían hasta el 2017.

Las intermitentes participaciones del asturiano han hecho que el crecimiento (y seguimiento) mediático fluctúe, si bien en este caso los éxitos, de momento, no han ido paralelos. Gracias a la presencia del bicampeón del mundo de Fórmula 1, muchos conocieron el nombre de Oriol Servià, que este año no participa en Indianápolis por problemas económicos: él no tenía el patrocinador que otros sí. Por eso, el caso de Alex Palou es especial.

El de San Antonio de Villamajor es uno de esos diamantes del deporte español, en este caso del automovilismo, que no suelen ocupar grandes portadas, pero no porque sus méritos deportivos no lo merezcan, sino sencillamente porque ha elegido otra escalera, en lugar de la principal, para llegar a la élite.

Su prestigio, fundado en la Super Fórmula japonesa después de la Eurofórmula, le hizo ganarse un asiento en el equipo Dale Coyne para disputar la IndyCar, un campeonato donde los españoles se cuentan con los dedos de una mano. Para el joven catalán, su aspiración es hacerlo bien en sus primeras 500 Millas, la carrera reina, y de momento solo se puede calificar de notable su actuación. Y eso que su coche es el único que no tiene patrocinador, y que su coche no es, ni mucho menos, de los favoritos.

Después de clasificar en la general entre los nueve primeros, se ganó el derecho de correr en el Fast Nine, la ronda de los más rápidos para jugarse la pole. El barcelonés salió el cuarto en un domingo muy ventoso en el óvalo de Indiana, pero no se amilanó. Todo lo contrario. El formato no le daba margen a un error grave: un intento de cuatro vueltas del que se coge el promedio de velocidad. Primera vuelta: 231.901 mph, mejor vuelta del día absoluta, para seguir con 230.264 mph (la primera suele ser la más rápida), pero peor de lo esperado en las otras dos: 228.083 y 228.298. Promedio final: 229.676 mph, que le permite salir en séptima posición.

La sensación de que podía haber logrado algo más está ahí, pero tuvo un pequeño problema técnico. El sistema que regula la suspensión en función de si es recta o curva (una suerte de suspensión activa) no funcionó de manera correcta, y no pudo hacer las cuatro vueltas perfectas que esperaba. De haberlo hecho, quién sabe.

La pole se le quedaba muy lejos, no obstante. Mario Andretti, nieto del legendario Mario e hijo del no tan brillante como piloto Michael (pero sí como jefe de equipo), consiguió romper la maldición de la familia para lograr el mejor tiempo que le permitirá salir al frente de la parrilla de Indianápolis. La igualdad entre los favoritos es total: su 231.068 mph de promedio fue solo 0.017 más rápido que el del segundo clasificado, Scott Dixon. Ellos, y los otros coches del equipo Andretti, serán los grandes candidatos a victoria.

Las esperanzas españolas bajan notablemente para Alonso (nadie ha ganado en Indianápolis partiendo tan atrás, el vigesimosexto), pero suben para Alex Palou. El desparpajo, confianza y serenidad con la que afronta su primera gran carrera a nivel internacional habla mucho y muy bien de la preparación de este joven, que se gana con derecho propio los focos que iban a ir a Alonso. Está llamado a dar la campanada más pronto que tarde y la séptima posición no es ni mucho menos un mal lugar de partida.