El presidente de la RFGF cree que hay que «articular la cohabitación con el problema»
10 ago 2020 . Actualizado a las 21:47 h.El presidente de la RFGF parece tener muy clara la hoja de ruta hacia el regreso de la competición en el fútbol gallego. Y la hace extensible a otras disciplinas deportivas de equipo.
-¿Cuál es la prioridad?
-Necesitamos un protocolo para todos los deportes. Es una decisión complicada en un momento difícil, pero no se puede dejar desamparado a un colectivo tan importante en Galicia. Necesitan estos ingresos como complemento para la vivienda o los estudios...
-¿Lo analiza en términos económicos?
-Tenemos que defender eso. Sabemos que hay recuperación paulatina en otros sectores económicos. Y este no puede quedarse al margen.
-El equilibrio es complejo.
-Estamos ante un escenario en el que nos obligamos a actuar con responsabilidad y no trasladar contagios desde el deporte a los ámbitos familiar y laboral, pero es que el fútbol es también una actividad laboral.
-¿Cuál es el camino?
-Lo más importante es la coordinación entre el CSD y las comunidades autónomas, porque es algo que afecta a todo el territorio nacional. La federación debe estar en contacto permanente con todas las instituciones. Se pide que no se resienta la competición, pero la plena seguridad para competir no es sencilla de conseguir. Como presidente de la Unión de Federacións Deportivas Galegas planteo trasladar este modo de actuación a otros deportes de equipo como el baloncesto o el balonmano, que están a la expectativa de lo que haga el fútbol.
-¿Entiende que haya miedo al regreso?
-Por supuesto, pero también que haya ganas y necesidad. Padres y clubes ya están llamando preguntando cuándo empezamos. Conseguir el riesgo cero es muy difícil, pero todos debemos poner de nuestra parte para una articulación del protocolo, y de las normas y reglamento deportivo que permita solucionar todos los supuestos, para que no haya imprevistos.
-¿Hay que asumir el nuevo modo de competir?
-Ya conocemos el problema. Es verdad que todavía no sabemos cómo acabar con él, pero hay que articular la cohabitación.